Campanarios, oasis en peligrosas rutas migratorias
Las migraciones son otro foco de peligros y agresiones que ponen en riesgo la vida de las cigüeñas y sus polluelos. “Son muchos kilómetros para un ave tan pequeña, y en el camino se encuentran con múltiples amenazas, como depredadores, molinos de viento que llegan a ser letales, tendidos eléctricos que las electrocutan o actividades humanas, como la captura para cautividad o la caza furtiva que se da en algunos países africanos”, aduce Nicolás López, técnico de especies amenazadas de la SEO/BirdLife. Además, tras haber superado todo tipo de obstáculos, “vuelven a sus nidos junto a sus parejas y sus polluelos y, cuando llegan, en muchos casos se encuentran con pinchos en los tejados, dispositivos electrocutantes y otras barbaridades que los humanos instalan para acabar con ellas. Así que, si pueden ahorrárselo, lo harán”, sentencia. Otro motivo por el que las zancudas deciden no irse durante el invierno es que consiguen suficiente comida aquí; por ejemplo, de basureros como el de Segovia, cuya clausura en el 2002, debida a cuestiones sanitarias, supuso la muerte de decenas de polluelos de cigüeña. Además, esta alimentación tampoco es la adecuada para estas aves.