CAN CULLERETES
En los tiempos que corren, hay que celebrar que un establecimiento de Barcelona cumpla 230 años de existencia. Es el más antiguo de España, después del restaurante Botín. Semejante historial mueve a reflexionar sobre las claves del éxito de una trayectoria asombrosa. En el origen: la calidad del mató que se le ocurrió ofrecer la abuela de Quimet Pujol. Y legó el secreto: “Ametlles picades molt finament, amb aigua, es feia la llet d’ametlles, i amb sucre, un bocí de pell de llimona i un trosset de canyella, barrejant-hi a temps un poc de midó, es feia que arrenqués tots just el bull, es posava la pasta a les matoneres i, un cop freda, sortía el mató rígid i lluent”. También fue un acierto el nombre, con personalidad popular y resonancia simpática. El nuevo propietario Miquel Regás le imprimió un estilo ambiental con una decoración acertada y se ganó una clientela culta. La etapa de Francesc Agut recuperó esta atmósfera y potenció la cocina honrada, abundante y local. Sus descendientes han mejorado esta línea, pero tuvieron además el acierto defensivo de realizar una inversión indirecta: comprar la casa de la calle Quintana, 5. Se ha confirmado como el mejor seguro para la continuidad: seguir haciendo historia.