Wilders suspende sus actos de campaña por un escándalo de seguridad
Detenido un policía que protegía al líder ultra holandés
El líder de la ultraderecha holandesa, Geert Wilders, canceló ayer todos sus actos públicos de campaña tras la detención de un policía adscrito a su equipo de seguridad bajo sospecha de haber filtrado su localización a una banda criminal neerlandesa-marroquí.
El político islamófobo –que este mismo sábado, en su arranque de campaña, llamó a echar de Holanda a la “escoria marroquí”– calificó la noticia de “tremendamente perturbadora” y anunció que suspende su actividad pública “hasta que no se conozcan todos los hechos que rodean la investigación”.
El escándalo ha estallado a tres semanas de las elecciones del 15 de marzo. Wilders, de 53 años, iba a visitar este sábado la pequeña localidad pesquera de Volendam, al norte de Amsterdam, un bastión de la ultraderecha.
Los servicios secretos informaron el martes de que un agente de origen marroquí había sido detenido por “violación de secretos oficiales”. Según los medios, que le identificaron como Faris K., pasó información sobre los desplazamientos del político a una banda criminal marroquí.
Pertenecía al Departamento de Seguridad y Vigilancia (DBB en neerlandés), que se encarga de la seguridad de la familia real, diplomáticos y políticos. Faris K. se cuidaba del “escaneo ambiental”, que consiste en hacer los estudios de riesgo de los lugares que van a visitar los escoltados.
Wilders lleva más de un decenio bajo protección policial las 24 horas del día, tras el asesinato a manos de un islamista del director de cine crítico con el islam Theo van Gogh en el 2004. Dos años antes, el político ultraderechista Pim Fortuyn fue asesinado en plena calle, justo antes de las elecciones legislativas.
El jefe de la policía, Erik Akerboom, aseguró a una emisora de radio que no creía que la seguridad de Wilders hubiese estado nunca en peligro, ya que el agente investigado no era un escolta ni formaba parte del círculo interno de protección del político.
También el Gobierno quiso mandar un mensaje de tranquilidad y aseguró que Wilders puede seguir haciendo campaña sin temor. “Todos los políticos, Geert Wilders y otros, pueden salir a la calle con seguridad. Podemos garantizarlo”, declaró el ministro de Seguridad y Justicia, Stef Blok, que había hablado antes con el líder ultraderechista. También el primer ministro, Mark Rutte, se reunió con él.
Pero Wilders no se dio por convencido: “Si no puedo confiar ciegamente en el servicio que debe protegerme, no puedo seguir funcionando. Es inaceptable”, tuiteó. “Dios mío, no lo sabía. ¿Cuántas cosas más no debo saber?”, añadió en otro mensaje.
Está por ver si el escándalo beneficia electoralmente a Wilders, que ha prometido prohibir la venta de coranes, cerrar las mezquitas y prohibir la entrada en los Países Bajos de inmigrantes de países musulmanes. Su Partido de la Libertad (PVV) lidera los sondeos con el 17%, con el Partido Liberal de Rutte pisándole los talones. En las últimas semanas Rutte ha logrado recortar diferencias, asumiendo parte de su retórica antiinmigrante y ayudado por los buenos datos económicos. Aun si ganase, Wilders difícilmente gobernaría, pues el fragmentado resultado que se adivina obligará a una complicada coalición y ni los liberales ni el resto de grandes partidos están dispuestos a pactar con el PVV.
La cita holandesa, el próximo 15 de marzo, será la primera prueba para medir la fuerza del populismo en Europa, tras el triunfo de Trump en EE.UU., en un año en que también votarán franceses y alemanes.
Sospechas de que Faris K., de origen marroquí, informaba a una banda criminal del paradero del político