Del ‘fish and chips’ a Scotland Yard
Una mujer dirige Scotland Yard por primera vez en los 188 años de historia de la famosa policía
Cuando Cressida Dick dejó la policía en el 2014 enfadada por un traslado que consideraba una afrenta, nada sugería que tres años más tarde regresaría por la puerta grande. Pero es lo que ha hecho, y hoy es la primera jefa de Scotland Yard en los 188 años de historia del cuerpo. Sherlock Holmes, Hércules Poirot, Ironside y el detective Colombo estarían orgullosos de ella.
De 56 años y con un porte diminuto y de apariencia tan frágil que parecería que cualquier ráfaga de viento se la podría llevar por delante, Cress (como la conocen sus compañeros) es en realidad una mujer de hierro que lo ha sido todo en la Policía Metropolitana, una de las mayores del mundo, con casi cincuenta mil agentes encargados de preservar la ley y el orden en Londres, proteger a los miembros del Gobierno y la familia real, y coordinar las actividades antiterroristas. Su reputación es la de una excelente líder que sabe delegar, trabajar en equipo y coordinar las operaciones de campo más complejas, y que dice las cosas como son.
Sólo esa fama le ha permitido sobrevivir al mayor traspié de su carrera, el asesinato de Charles de Menezes en el verano del 2005, tras los atentados del metro de Londres y en pleno estado de paranoia nacional. Ella era quien supervisaba la llamada operación Kratos, consistente en localizar y detener a terroristas suicidas. Pero un nefasto 22 de julio, el agente encargado de vigilar a un sospechoso se fue a hacer pis justo cuando la persona a la que vigilaba decidió salir del apartamento del barrio de Brixton donde vivía. En la subsiguiente confusión, y debido a un vago parecido físico y a que llevaba una bolsa con las herramientas de su trabajo, el fontanero brasileño fue considerado una amenaza pública de primera magnitud cuando entró a la estación de metro de Stockwell, y acribillado a balazos al subir a un vagón.
Una investigación denunció “errores catastróficos” en la operación, pero exoneró de toda responsabilidad a Cressida Dick, y también a los agentes que efectuaron los disparos sin pensárselo dos veces. La nueva y flamante jefa de Scotland Yard alegó que fue “una tragedia de la que no se puede echar la culpa a nadie”, pero que “personalmente lamentaba profundamente”. El apoyo incondicional a los policías implicados le garantizó el respeto de un cuerpo que funciona como el ejército. Sin embargo, los familiares de la víctima han denunciado la “insensibilidad del nombramiento”.
Cress nació en Oxford, hija de dos académicos. Tras licenciarse se dedicó una temporada a viajar por el mundo, trabajó en un fish and chips local y en una gestoría, antes de decidir que su vocación estaba en la policía e ingresar en el Met en 1983, y patrullar las calles del West End de Londres. En tres décadas ha hecho de casi todo, desde limpiar Scotland Yard del “racismo institucionalizado” hasta combatir la delincuencia en los guetos negros de la capital, garantizar la seguridad de los Juegos Olímpicos del 2012 o investigar la corrupción de agentes que vendían información a los periodistas. Cuando fue apartada de las operaciones antiterroristas tras una disputa con su jefe, prefirió retirarse al Foreign Office antes que aceptar la humillación. Pero quien ríe último ríe dos veces.
Dick va a necesitar de todas sus cualidades, porque toma el relevo en un momento de austeridad, con instrucciones del Gobierno para reducir drásticamente el número de agentes y que aun así no aumente la delincuencia. Tanta es la necesidad de recortes que la policía más célebre del mundo ha vendido por 450 millones de euros su sede del barrio de Victoria a un consorcio de Abu Dabi para que construya pisos y oficinas de lujo en el edificio que ha ocupado en el último medio siglo. El Met está en proceso de traslado a unas oficinas mucho más modestas en la orilla norte del Támesis, con lugar para tan sólo una sexta parte de sus agentes. Malos tiempos para la lírica, y para la ley y el orden.
Hasta hace poco la mujer policía más famosa del país era un personaje de ficción, la detective Jane Tennison, que encarnaba la actriz Helen Mirren en la serie de televisión Principal sospechoso. Cressida Dick dice que aprendió mucho de ella. Aunque la realidad es mucho más complicada que la pequeña pantalla.
Cressida Dick estaba a cargo del operativo que mató al brasileño Charles de Menezes en el 2005