Los kurdos de Irak ofrecen ahora congelar el resultado del referéndum
Irbil aplaza ocho meses las elecciones previstas para la semana que viene
Cambio de tono en Irak. Al cumplirse un mes del referéndum unilateral de independencia, que ganó de modo aplastante, el Gobierno del Kurdistán iraquí ofrecía ayer a Bagdad congelar su resultado. Paralelamente, Irbil propone un “alto el fuego” al Gobierno federal y la reanudación del diálogo, a fin de “evitar un baño de sangre” y “la destrucción del tejido social”.
A falta de una respuesta formal de las autoridades iraquíes, el portavoz de las milicías chiíes que le brindan apoyo, Ahmed al Asadi, ha desdeñado la oferta: “Congelar no es anular, que es lo que se les pide”. Sin embargo, la mano tendida de Irbil –forzada por un equilibrio de fuerzas sobre el terreno que se le ha vuelto rápidamente en contra– hace vislumbrar una salida al laberinto kurdo. Salida que no ha de pasar por un cambio de fronteras.
Mientras tanto, el ejército de Irak prosigue su campaña de “restauración de la autoridad federal” en las provincias disputadas. Pero se cuida mucho de no franquear las lindes de la Región Kurda de Irak, reconocida por la Constitución. Allí donde está a las puertas de hacerlo –como suparte cedía ayer, cerca de la frontera turca– el objetivo está nítidamente delimitado: la recuperación de los puestos fronterizos –competencia federal– y los oleoductos, de responsabilidad compartida.
Cabe decir que ambas partes han incumplido sus obligaciones constitucionales en lo que respecta a la exportación de petróleo y el reparto de ingresos, verdadera piedra de toque de un nuevo acuerdo, junto al estatus de las zonas de mayoría kurda ajenas a la jurisdicción regional.
Hace diez días, el golpe de mano del ejército iraquí y las milicias chiíes apoyadas por Irán expulsó a las autoridades de Irbil de estas zonas, bajo su control desde hacía más de tres años.
No por azar, Irbil tendía la mano mientras el primer ministro iraquí, Haidar al Abadi aterrizaba en la capital turca –luego lo hará en Teherán. La camisa de fuerza con la que Turquía, Irán e Irak han rodeado coordinadamente a la Región Kurda ha sido determinante para inhibir los apoyos internacionales a su emancipación.
En Ankara, Al Abadi se reunió con el presidente Recep Tayyip Erdogan, aparcando antiguas rencillas por la presencia militar turca en el norte del país. Erdogan, que le agradece haber expulsado al PKK de Kirkuk, com- la preocupación por la integridad territorial de Irak. Sobre la mesa está la pronta reanudación del bombeo de crudo iraquí a Turquía, a través de los oleoductos que estaban en manos kurdas hasta hace diez días y de aquellos que, más al norte, fueron saboteados por el Estado Islámico. Se prevé, asimismo, la creación de un segundo paso fronterizo entre ambos estados, que sortee la Región Kurda de Irak.
En esta última, anteayer, se pospusieron ocho meses las elecciones legislativas previstas para la semana que viene. Para los comicios presidenciales ni siquiera hay fecha, pese a que el mandato –prorrogado– de Masud Barzani expiró hace más de dos años. Sus partidos rivales, que aceptaron el referéndum a regañadientes, piden ahora su dimisión ante el fracaso de su estrategia.
Por otro lado, Irán reabrió ayer, tras un mes, un paso fronterizo
Pende de un hilo la presidencia de Masud Barzani, que ofrece un alto el fuego al Gobierno de Irak
con el Kurdistán iraquí, en la zona controlada por la Unión Patriótica del Kurdistán (UPK), enfrentada de nuevo a Barzani. Mientras tanto el espacio aéreo de la región sigue cerrado a los vuelos internacionales –como el de Lufthansa– por las autoridades federales. La exclusión aérea, germen de la entidad kurda, se vuelve ahora en su contra
EE.UU. recela del protagonismo de Irán en la debacle kurda. Qasem Soleimani, comandante de los Guardianes de la Revolución, luchó en su día junto a los peshmergas de la UPK de Talabani contra Sadam Husein. Washington tampoco permitirá que se funda uno de los pocos sujetos de Oriente Medio relativamente laicos y proamericanos. Aunque hace un año que Bagdad decretó la Ley Seca, esta no se cumple en la región kurda, que es también llave de paso de importantes recursos hídricos.
La partida entre Bagdad y Irbil se juega también en los juzgados. Si Bagdad reclamó hace poco la detención de once dirigentes kurdos, Irbil acaba de emitir otras tantas órdenes de arresto contra dirigentes iraquíes.