La Vanguardia (1ª edición)

La vivienda nueva se hace más grande por la falta de compradore­s jóvenes

El piso medio en Barcelona tiene 101 m2 de superficie y cuesta 433.000 euros

- ROSA SALVADOR Barcelona

La falta de compradore­s jóvenes y de pocos ingresos ha cambiado el perfil de los pisos que se empiezan a construir en Barcelona y su área metropolit­ana: cada vez son más grandes y de mejor calidad. Según la consultora Aguirre Newman, la superficie media de una vivienda en construcci­ón en Barcelona ha aumentado el año pasado un 5%, y se sitúa en 101 m2, la mayor superficie desde hace más de una década. “Las viviendas que se promueven en la actualidad muestran una superficie mayor y más adaptada a las necesidade­s de la demanda, después del progresivo descenso de su superficie que sufrieron entre el año 2000 y el 2008, por el boom inmobiliar­io”, señaló Pelayo Barroso, director de análisis de la consultora. El aumento de la superficie, combinado con el aumento de los precios inmobiliar­ios por metro cuadrado, ha provocado además un aumento del precio medio de las viviendas que están saliendo a la venta, que en Barcelona ciudad fue de 433.000 euros, un 7,2% más que la media del año anterior.

Lluís Marsà, presidente de la Associació de Promotors de Catalunya (APCE), explicó que “la mayor parte de la demanda de vivienda nueva actual es de reposición, de familias que ya tienen una vivienda y que buscan una mejor y más grande”. Esto hace que en las promocione­s se vendan antes las viviendas de 3, 4 y 5 habitacion­es, más caras, que las más pequeñas, de uno y dormitorio­s, aunque sean más baratas . Y se refleja en el stock pendiente de venta: en las ciudades medianas y en la costa quedan a la venta pisos nuevos, construido­s en los años anteriores a la crisis, con grandes descuentos, pero tienen sólo 1 o 2 habitacion­es, y además en general pequeñas, mientras los promotores inician nuevas obras, con pisos grandes, que venden sobre plano y a precios récord. “Las superficie­s están volviendo a los estándares habituales hace veinte años, porque los precios aún son accesibles –señaló Barroso–. Durante el boom, en cambio, para que no creciera tanto el precio final de un piso en años de grandes subidas del coste del metro cuadrado, los promotores reducían la superficie de las viviendas. Y las vendían porque además no había otra cosa, pero esas viviendas ahora no encuentran compradore­s”, señaló Barroso.

Pablo Romaní, director del departamen­to de consultorí­a corporativ­a de Aguirre Newman, explicó que “tras los años de crisis han desapareci­do los compradore­s jóvenes, que buscaban un piso pequeño, de 45 a 60 m2, para vivir de solteros. Ahora en esa etapa optan por el alquiler, y sólo compran, ya en pareja, con dos sueldos y ayuda de sus padres para pagar la entrada, cuando quieren fundar una familia y buscan por tanto un piso más grande”.

Según los datos de la APCE, en el Barcelonès hay ahora 1.194 viviendas nuevas en venta, todas correspond­ientes a nuevas promocione­s porque en la zona ya se agotó hace meses el stock de pisos construido­s antes de la crisis. De ellas, el 65% tiene tres o más habitacion­es, con un 21% que tiene cuatro y cinco dormitorio­s. Estos porcentaje­s no son tan altos en la provincia de Barcelona (62%) y aún son menores en el conjunto de Catalunya (55%) por el gran peso del stock pendiente de venta en las comarcas más afectadas por la crisis inmobiliar­ia de Lleida y Tarragona, donde hasta el 75% de las viviendas que quedan sin vender tiene una o dos habitacion­es.

Los promotores se han focalizado­s en familias que ya poseen una vivienda en propiedad y quieren aprovechar la caída de precios de los últimos años para comprar una más grande. Los jóvenes, las familias con bajos ingresos, o incluso de clase media pero sin un piso en propiedad, tienen en cambio muy difícil la posibilida­d de comprar un piso. “La banca no suele dar hipotecas por más del 80% del valor del piso si no es para vender los que son de su propiedad –explica Marsà–. Y eso obliga a los compradore­s a tener unos ahorros previos, para hacer frente al 20% restante y los impuestos, que para una vivienda en Barcelona han de ser de más de 80.000 euros, lo que muy pocos pueden aportar.

Pablo Romaní destacó que “la superficie de las viviendas nuevas tiene una relación clara con la renta: cuanto más acomodado es

Los pisos nuevos han vuelto a las dimensione­s que eran habituales hace más de veinte años Los compradore­s son ahora familias que ya son propietari­as y buscan un piso mejor

un barrio, más grandes son las viviendas”. Así, explicó, los pisos que se construyen en Sarrià tienen 159 m2 de superficie media, los más espaciosos de la ciudad, seguidos del Eixample (113 m2), Gràcia (105 m2) y Sant Martí (103 m2, muy influido por las nuevas promocione­s que se construyen en la zona de Diagonal Mar destinadas a compradore­s internacio­nales).

El foco de los promotores en familias más acomodadas se refleja en la calidad de las viviendas, más alta que en años anteriores: según los datos de la APCE el 37% de las viviendas a la venta tiene trastero; el 30%, piscina comunitari­a, y el 26%, zona ajardinada. En el interior, además, el 61% tiene calefacció­n; el 48%, parquet, y el 51%, aire acondicion­ado.

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Anna Monell / LA VANGUARDIA FUENTE: Aguirre Newman
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JORDI BELVER / ARCHIVO Las viviendas nuevas también son más lujosas, porque se dirigen a compradore­s acomodados

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