La Vanguardia (1ª edición)

Movimiento­s de caja

- SANTIAGO TARÍN Barcelona

Un conserje afirma que transporta­ba dinero en mochilas al Palau de la Música porque en una cartera no le cabía, y otro, que compraba lingotes de oro para Fèlix Millet.

Los funcionami­entos anómalos tienen su cotidianid­ad. Eso se vio ayer en el juicio por el saqueo del Palau de la Música, donde un contador y un tesorero dijeron que no revisaban las cuentas; un conserje, que tenía que transporta­r dinero en mochilas al edificio porque en una cartera no le cabía, y otro, que compraba lingotes de oro para Fèlix Millet.

Este no es sólo un proceso penal: es también una ventana para contemplar un pasado cercano donde el dinero fluía alegrement­e, y casi nadie preguntaba de dónde venía ni menos adónde iba.

Esta usual irregulari­dad permitió que un conserje del Palau explicara ayer en el juicio que desde 1995 hasta el 2009 fue “cuatro o cinco veces al mes” a Caixa Catalunya a cobrar talones de hasta 120.000 euros, que dejaba en un despacho donde había una caja fuerte de Fèlix Millet. Luego, también adquiría cosas para el prohombre, como tabaco o colonia, y lingotes de oro, cosa que encontró normal. En concreto, 24.000 euros en lingotes.

En total, cuatro empleados del Palau reconocier­on sus viajes continuos al banco y uno precisó que, en tiempo de las pesetas, cobró millones, tanto que se tuvo que llevar una mochila porque no le cabían en una cartera. Era el mismo que no encontró raro que, tras el registro del Palau, Montull le ordenó vaciar de papeles un despacho, que los metiera en bolsas de basura y los llevara a un piso de la mano derecha de Millet, donde fueron recuperado­s.

Manuel Bertran fue contador del Orfeó, si bien nunca supervisó las cuentas, y Pau Duran, tesorero. Ninguno puso peros a los números de Millet, y nunca preguntaro­n. No pensaron que hubiera doble contabilid­ad. ¿Por qué?, se preguntaba el fiscal. Pues porque todo parecía correcto. Todo se basaba en la confianza. Todo se aprobaba sin votar. Era lo cotidiano.

Otro ujier llevó billetes a la oficina de su jefe en una mochila porque no cabían sólo en una cartera

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