Un ejemplo
Windsbacher Knabenchor / Misa en Si menor de Bach Intérpretes: Akademie für Alte Musik Berlin Dirección: Martin Lehman Lugar y fecha: Temporada Ibercamera Girona. Sala Montsalvatge, Auditori de Girona (26/III/2017) Llega en estos días también al Palau de la Música este magnífico coro infantil de Baviera, con sede en la ciudad de Windsbach, creado significativamente al año siguiente de acabar la guerra y que, con la dirección de Karl Beringer y ahora de Martin Lehmann, ha alcanzado un sitio de privilegio en el mundo. Responde al modelo Escolanía ya que los niños reciben una formación musical e integral en sus aulas. Hay entre nosotros al menos tres instituciones corales infantiles de calidad y perfil diferenciado, que son la Escolania de Montserrat, el Cor Vivaldi, que estos días estrenaba dos obras de autores catalanes, y el últimamente laureado Cor Infantil Amics de la Unió, además de los coros infantiles del Orfeó Català. Pero ya nos gustaría poder disponer de un proyecto similar a éste que nos convoca, que hace lo que Montserrat en tiempos de Irineu Segarra, que dio de esa generación importantes músicos y personas en Catalunya.
Escuchar a este numeroso coro –exigencia de la Misa en Si menor de Bach– en la tan agradable sala Montsalvatge del Auditori de Girona es un privilegio, como también lo será en el Palau. Es una obra de síntesis de Bach, que respondería a la liturgia católica, aunque no están claros sus objetivos, si bien musicalmente es arte con mayúsculas. Se habla de la importancia de las voces blancas en la interpretación de estas obras del barroco, pero cuando se las lleva al extremo del coro de niños se suelen plantear problemas de balances entre las voces, especialmente en la carencia de bajos. Aunque aquí el complemento de jóvenes –seguramente antiguos cantores del coro– tuvo buen efecto. Bach tenía mucha experiencia personal en coro de niños porque fue su vía de formación, aunque aún así no es fácil sostener los balances entre un continuo instrumental y las voces infantiles que se plantean en el Kyrie inicial, aunque la blancura en los pasajes agudos es celestial.
Poco a poco la obra fue ganando
Ya nos gustaría tener un proyecto como este que hace lo que la Escolania de Montserrat en época de Irineu Segarra
en espíritu hasta una magnífica culminación en el Credo, con los perfiles de sus secciones vocales, las voces sentidas emergiendo en Et Incarnatus con una orquesta pesante muy bien contrastada, y la culminación del juego de contrastes en Resurrexit, hasta el espectacular Sanctus y Osanna, ejemplos de naturalidad y concisión, sobresaliendo ante cualquier artificio y precisión la musicalidad de estos niños –aunque sea un lugar común– que cantan como ángeles. Mejor los solistas en la parte final, especialmente la contralto Rebecca Martin y el tenor Marcus Schäfer. Buen trabajo de los solistas instrumentales (violín, fagot, trompa, cello, flautas, oboes y trompetas y percusión) y especialmente del continuo, y de subrayar el sensible tratamiento musical del director Lehmann.