Arte y espíritu
Se han cumplido ya cinco años de un proyecto ilusionante que ahora se confirma. Un grupo de personas pusieron en marcha las Misses Polifòniques, una iniciativa que aunaba espiritualidad y arte, no puede ser de otra manera, y liturgia y música, expresiones esencialmente imbricadas, y en las pasadas décadas muy distanciadas.
El ritual católico ya casi asume, sin aceptarlo, cuestiones luteranas.
Pero para el melómano, además, estos oficios religiosos hacen percibir la diferencia entre la dimensión espiritual inherente a la polifonía y el espectáculo del concierto. Aquí los músicos están en el centro de la celebración pero a la vez poco destacados. Llega su voz y su armonía, que es la que imprime felicidad y trascendencia a la palabra.
Veinticinco misas en un marco litúrgico de expertos ya realizadas en Sant Just y en Pedralbes, con grandes obras de la polifonía de Palestrina, Victoria, Ockeghem, Guerrero y otros, en un trabajo musical que fue conformando un coro singular que dirige Mireia Barrera y que ya ha comenzado su andadura artística.
En esta ocasión, el Barcelona Ars Nova interpretó la Misa a cuatro voces que William Byrd compuso para la liturgia católica hacia finales del siglo XVI, en tiempos de Contrarreforma. En Inglaterra el culto cambiaba en función de la imposición Real y si dominaba el anglicismo, en ámbitos privados y casi secretos se seguían oficiando misas católicas. Esta obra de Byrd destila claridad en la exposición de la palabra, con delicadas insinuaciones que alteran la armonía que siempre vuelve a la perfección. Claridad de los diálogos, no sólo en el contrapunto, sino en el significado y su intelección, junto a un definido carácter en el discurso y en la armonía, que imprime un efecto en su escucha; es casi una vibración por “simpatía”. Así, esta conjunción permite el “relligare” necesario en estos actos espirituales; una comunidad que manifiesta y a la vez recibe el efecto de aquella palabra cantada. Y en este caso el oficio contó con el momento de reflexión, en el que mosén Armand Puig subrayó que “és feliç qui fa feliç”, entre otras consideraciones, otra de sus homilías de recordar, como aquella sobre la belleza.
Enhorabuena pues y a ser felices con el nuevo ciclo ya programado. Y gracias a quienes lo hacen posible.