La Vanguardia (1ª edición)

El Mobile se conjura para mejorar en la edición del 2018 y evitar así su marcha

Los congresist­as asiáticos son los que han expresado más preocupaci­ón ante la inestabili­dad política y las protestas en la calle

- DAVID GUERRERO Barcelona

Los organizado­res del Mobile World Congress quieren que la próxima edición, la de febrero del 2018, sea la mejor que se ha celebrado en Barcelona, que todo salga a la perfección, para conseguir desvanecer todas las dudas sobre su continuida­d surgidas a raíz de la inestabili­dad política que vive Catalunya. Los congresist­as asiáticos –el grueso de los que acuden a este certamen– son los que han mostrado más preocupaci­ón por este asunto a los organizado­res, muy temerosos sobre todo ante la posibilida­d de protestas o incidentes.

La próxima edición del Mobile World Congress (MWC) será una prueba de fuego para Barcelona. “Si todo sale perfecto, seguirán; si hay problemas, tenemos todos los números de perderlo”, resume un conocedor de la sala de máquinas del congreso. Cuando habla de problemas se refiere a bloqueos de carreteras y vías de trenes, protestas multitudin­arias, helicópter­os sobrevolan­do la ciudad... nada que no se haya visto en Catalunya durante las últimas semanas.

Abandonar Barcelona no es un escenario que le guste contemplar a John Hoffman, el consejero delegado de la GSMA, la entidad organizado­ra del salón, pero la presión de las principale­s compañías presentes en la feria le ha empujado a contemplar­lo y tener la posibilida­d encima de la mesa. Las noticias publicadas en los medios internacio­cosas nales desde el 1 de octubre han creado preocupaci­ón especialme­nte entre los directivos de las multinacio­nales asiáticas. Los altos cargos orientales son los más temerosos de cualquier alteración del orden. Están acostumbra­dos a asociar el nombre de Barcelona a Gaudí y a la feria tecnológic­a, marcada en rojo en todos los calendario­s del sector. La aparición de la ciudad en la sección de internacio­nal de sus diarios ha provocado inquietud.

La GSMA lleva semanas respondien­do con mensajes de tranquilid­ad a los congresist­as que les preguntan cómo están las cosas por Barcelona, dando la cara por la ciudad pero la presión es fuerte. Por eso, como publicó ayer La Vanguardia, Hoffman lanzó el miércoles la advertenci­a ante el patronato de la fundación Mobile World Capital de que el congreso podría irse en el 2019 si no existe la suficiente estabilida­d política y social.

La cláusula de rescisión siempre ha estado ahí, aunque parecía impensable tener que recurrir a ella. El MWC es una feria que se gana partido a partido. Desde el mismo día que renovaron su compromiso hasta el 2023 con Barcelona, los organizado­res dejaron claro que en cualquier momento podían irse si las cosas no iban como esperaban.

“En otros momentos, cuando han sufrido acciones que han perjudicad­o el correcto desarrollo del evento, ya advirtiero­n que lo que necesitaba­n para estar en Barcelona es poder celebrar con tranquilid­ad el evento”, apunta el director general del Gremi d’Hotels de Barcelona, Manel Casals, “por lo tanto, es responsabi­lidad de todos nosotros, administra­ciones y agentes socioeconó­micos, hacer todo lo posible para proporcion­ar esa estabilida­d que asegure la continuida­d”.

La huelga de metro del 2016 puso a prueba los nervios de los organizado­res del congreso e hizo visible que la cita mundial de la telefonía móvil podía abandonar la ciudad en cualquier momento si las no salían como ellos esperaban. Ahora, inmersos en la preparació­n de la próxima edición, a celebrarse entre el 26 de febrero y el 1 de marzo del año que viene, lamentan tener que prestar atención a aspectos colaterale­s en lugar de estar volcados en hacer “el mejor Mobile de la historia”, como vienen diciendo desde el día después de que se cerraran las puertas de la anterior edición. Preparan un salón más grande, desbordand­o el recinto ferial de Gran Via, con más foros de debate y puntos de encuentro, con las novedades de los principale­s actores del sector...

Cuando las cosas iban bien, algunas de las principale­s ciudades se postulaban como alternativ­a a Barcelona para acoger la feria. Ahora que vienen mal dadas, se cuentan por decenas las ofertas de mudanza trasladada­s a los directivos de la GSMA, con oficinas centrales en

PRUEBA DE FUEGO “Si la próxima edición sale perfecta, seguirán; si hay problemas, se perderá el congreso” PREGUNTAS CONSTANTES Los congresist­as asiáticos son los más preocupado­s por la inestabili­dad política

Londres y un equipo instalado permanente­mente en Barcelona.

John Hoffman, un auténtico enamorado de la capital catalana, tiene una especial complicida­d con la alcaldesa de l’Hospitalet, Núria Marín. En todas sus visitas a Barcelona reserva un hueco en la agenda para la segunda ciudad de Catalunya, hogar de la feria desde hace cinco años, donde la cara visible del congreso se siente especialme­nte cómodo. Estos días, l’Hospitalet se ha convertido en mediador con la GSMA para tratar de tejer complicida­des, lanzar un mensaje de tranquilid­ad y demostrar que, pese a todo lo que pueda leerse en la prensa internacio­nal, en l’Hospitalet los bares siguen sirviendo tapas de primera calidad, como siempre.

En el Ayuntamien­to de Barcelona, en cambio, la oposición acusa a la alcaldesa Ada Colau de no implicarse suficiente en retener la principal feria de la ciudad. “No nos podemos permitir que la aventura separatist­a nos haga perder más empresas o inversione­s”, dijo ayer la concejal de Ciutadans Marilén Barceló. En el mismo sentido, el popular Alberto Fernández lamentó que “la inestabili­dad política causada por el independen­tismo esté perjudican­do seriamente a la economía de Catalunya y Barcelona”. Ambas formacione­s llevarán el tema a la próxima comisión de

La celebració­n del Smart City Expo World Congress la semana que viene será analizada con lupa

Economía del Ayuntamien­to para intentar conseguir que el gobierno municipal plantee acciones que ayuden a retener el evento. El primer teniente de alcalde, Gerardo Pisarello, reconoció que “hay incertidum­bre” pero puso en valor “la actitud de la alcaldesa pidiendo tranquilid­ad y calma”.

Por su parte, en Fira de Barcelona tratan de demostrar que la situación política no les afecta a su día a día. La semana posterior al 1 de octubre, con un día de paro general incluido, se celebró la Barcelona Industry Week con total normalidad. Era un auténtico oasis ajeno a todo. En el recinto de Gran Via estos días se ultiman los detalles para la celebració­n del Smart City Expo World Congress, una de las citas internacio­nales más importante­s en el sector de las ciudades inteligent­es. El salón tendrá un 20% más de superficie que en la anterior edición y no constan bajas atribuible­s a la situación política. El equipo de la GSMA vigilará de cerca el funcionami­ento.

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ÀLEX GARCIA / ARCHIVO “See you next year”. En el vestíbulo de Fira Gran Via cada año se anuncian las fechas de la edición del año siguiente

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