La aceleración
En la cotidianidad de la vida política en Catalunya la mutación del catalanismo crecía sin desbordarse hasta que un día el cambio se visualizó en toda su magnitud. El Govern apuesta. 11 de septiembre de 2012. “En lo que atañe al ejecutivo, se decidió que era conveniente que esa manifestación fuese un éxito, aunque no estaba del todo en su mano que así sucediera. Pero el deseo era ese y se hizo todo lo posible”. Así de claro lo cuenta en su crónica Josep Martí, secretario de comunicación del gobierno de Artur Mas. Su inteligente análisis, que va de 2010 al presente, es el de un independentista gradualista y pragmático que, en último término, sostiene que el proceso empezó a ser disfuncional cuando la autodenominada izquierda independentista se convirtió en un actor protagonista de la gobernación catalana. “La unilateralidad y la desobediencia, palabras que más tarde acabaron naturalizadas en el campo del soberanismo, son una aportación de la CUP”.
Al poco de celebrarse las elecciones del 27 de septiembre de 2015 que ganó Junts pel Sí –la gran coalición de partidos y las paragubernamentales entidades de la sociedad civil–, Martí se reunió con Mas y le habló del estado peligroso, fatal, en el que podía perderse el procés .Al fin, tras descartar la nueva convo-
catoria electoral y el paso al lado de Mas, se eligió presidente y se constituyó Gobierno. La crónica más suculenta de ese período, aunque sea de parte, la ha escrito Andreu Pujol, un opinador próximo a ERC. Pujol, que dice no contar todo lo que sabe, en el texto parece que sí lo confiese todo para revalorizar la imagen de su partido. Destapa turbias conspiraciones palaciegas de la vieja Convergència para hacerse con el control de la ANC (con un borrado incluido de la figura de Carme Forcadell en la sede de la entidad) o para blindar a un Germà Gordó al que la opacidad en su gestión parecía salirle por todas partes y destapa las conspiraciones sucesivas que se fueron produciendo en el Gobierno Puigdemont.
El libro de Pujol, titulado Vam
fer un referèndum, detalla el tortuoso camino institucional que llevó al 1 de octubre. Se refiere a las discrepancias entre los equipos de Junqueras y algunas consejerías convergentes y contiene las páginas más precisas sobre la operatividad del Estado Mayor. Surgió para neutralizar la desconfianza entre los partidos, pero al lubricarse se convirtió en un gobierno en la sombra: allí se avanzaba en la construcción de la lealtad entre la cúpula que el
procés tenía en aquel momento con el fin organizar el referéndum. La dimensión no directamente institucional que lo haría posible sería la red que se encargó de la adquisición y transporte de las urnas. Laia Vicens y Xavi Tedó, en el gran reportaje que es el exitoso Operació
urnes, descubrieron el operativo secreto liderado por “un autèntic paraestat a l’ombra”. El otro camino de esta historia fascinante de compromiso y picaresca empieza en China, pasa por Francia y, a pesar de los atentados de la Rambla, se convierte en realidad antes del 11 de septiembre. Ese día todas las urnas estaban ya en Catalunya y pronto se activaría la nueva fase que las acabaría llevando a los colegios electorales. |