Las joyas cinéticas
En el Grand Palais de París se celebra la gran exposición Dynamo, en la que se recorre un siglo de arte abstracto a partir de nociones comunes de espacio, visión y luz. Un arte que tiene sus orígenes en las creaciones de los artistas ópticos y cinéticos que aparecieron a mediados de los años cincuenta. Es por ello que se muestra en ese contexto la colección de joyas que Chus Burés viene realizando desde hace unos años con varios de los artistas de este movimiento. En total 11 artistas con piezas realizadas en ediciones limitadas de entre 8 a 12 piezas.
El proyecto comenzó con una colaboración con Jesús Rafael Soto, con quien realizó un colgante basado en las famosas piezas de Soto realizadas en alambre, que llevan por nombre
Escrituras y que crean una vibración óptica. El colgante Se
rie: Balear es una especie de parrilla con efecto de plata, sobre la que se aplican esta especie de alambres que cambian según se mueve el espectador.
A continuación llegó la colaboración con Luis Tomasello, el collar Reflexión, de cubos de plata cuyo interior revestido en oro despide destellos de luz que se reflejan en su superficie.
El siguiente fue el acercamiento del hijo del gran Julio Le Parc, con la propuesta de unas piezas para la exposición que el Palais de Tokio celebró sobre su padre. La colaboración consistió en una serie llamada Miroirs de
anillos, pendientes, broches y colgantes de chapa recortada de latón rodiado, con marcados efectos ópticos que recogen y proyectan la luz multiplicándola. De este artista destacan otras piezas también importantes como el collar/escultura M-25-R, de placas de plata pulida brillante con efecto espejo o un gran colgante en forma de disco con rayas de esmalte de color concéntricas que es una auténtica maravilla. Muy especial es también el broche de Yaacov Agam, en el que lo real y lo virtual se confunden a partir de medio aro esmaltado en color que refleja su otra falsa mitad.
De Carlos Cruz Diez destaca el broche Physichromie pour brace
let, con planos de plata mate o con baño de oro y barritas de metacrilato de color blanco o negro que no se ven al mirarlo de frente y que van a apareciendo y descubriéndose con juegos ópticos según nos movemos a su alrededor.
La pieza de François Morellet se basa en una de sus obras de forma muy directa, cambiando el blanco del lienzo por la plata y manteniendo los arcos negros.
El único español de la colección es Francisco Sobrino, que ha realizado un colgante de plata a base de dos sinuosos tubos soldados.