El arte de la economía
La Post-Crash Economics Society reclama que se haga mucho más para que las próximas generaciones estén más preparadas para la vida” Ante problemas reales, la economía es como la medicina, un arte, y sus cultivadores deben usar lo que puedan para resolver sus problemas”
La crisis ha prendido una rebelión contra la enseñanza convencional de la economía: ha nacido en Manchester la PostCrash Economics Society, que reclama, sin estridencias y de forma muy razonada, que “se haga mucho más para equipar a la próxima generación con las habilidades necesarias para abordar los desafíos a que se enfrenta nuestro mundo”.
Sin pretender saber cómo atender ese ruego puede uno pensar un poco en un asunto que merecería una larga conversación. Para ello pongámonos, no en el pellejo de un estudiante de Económicas, que tiene cuatro años para irse equipando, y menos aún en el de un estudiante de Doctorado, cuya única ambición debe ser convertirse en fiel trasunto de su maestro, sino en el de un ciudadano corriente, deseoso de afrontar los desafíos antes mencionados, y que a su preparación económica puede dedicar el equivalente de un trimestre de curso (30-40 horas). ¿Qué puede esperar de la enseñanza de la economía? ¿De qué armas puede esta pertrecharle?
No perdamos de vista lo que pide el estudiante: formas de razonar, instrumentos y hábitos que le permitan formarse un criterio frente a los problemas que le presenta a diario el mundo que le rodea. El primer hábito será el del rigor, que aprenderá de una disciplina tan menospreciada como es la contabilidad, en este caso a escala de un país, lo que se llama contabilidad nacional. Ejercicios sencillos con ese marco conceptual le servirán para darse cuenta, por ejemplo, de que la austeridad es incompatible con el crecimiento en una situación de debilidad de la demanda: una lección de aplicación inmediata.
Tampoco estará de más darle, en el mismo marco, una breve descripción del mundo económico que, supliendo lo no aprendido durante el Bachillerato, le dé órdenes de magnitud, tamaños, poblaciones, niveles de renta de los países. Por último es útil que adquiera una noción de qué problemas vienen sobre todo del lado de la oferta (pensiones, desarrollo) y cuáles del de la demanda (inflación o desempleo), así como cuáles son propios del largo plazo (los primeros) y cuáles del corto (los segundos).
¿Cómo entender el movimiento de una economía a partir de un cuadro tan sencillo? El profesor empleará toda su astucia para mostrarlo, guiándose por uno o varios modelos, pero sin descubrirlos nunca, sin pretender que el alumno los conozca y emplee como él, porque no hay tiempo para eso. Lo más que conseguirá si se empeña es que el alumno aprenda el modelo de memoria y lo olvide al día siguiente del examen. El profesor pasará directamente a casos prácticos, tomados a menudo de problemas reales como los que aparecen cada día en la buena prensa económica.
En cada ejemplo procurará que el alumno descubra cuáles son las fuerzas en presencia, en qué dirección se ejercen y con qué intensidad, cuáles son las más importantes en cada caso, cuál puede ser la resultante que indique hacia dónde se va a mover la economía. Él mismo podrá comprobar, pasados unos días, si su instinto ha sido o no acertado. Con el marco rudimentario de la contabilidad nacional, el modelo que llamamos del flujo circular, el alumno aprende a formarse su propio criterio y a expresar su juicio en forma articulada, que podrá luego contrastar con la opinión de miríadas de economistas a tiempo completo, más familiarizados con los detalles.
El alumno extraerá de todo ello algunas enseñanzas de validez general: que las preguntas más tontas suelen ser las más difíciles; que, si son muy poderosos los impulsos económicos, los que nos llevan a aumentar nuestra riqueza material, no son los únicos