La Vanguardia - Dinero

‘Modinomics’ en India

- JAUME GINÉ DAVÍ PROFESOR DE LA FACULTAD DE DERECHO DE ESADE

La parálisis política, la elevada inflación y los escándalos de corrupción han frenado el crecimient­o económico de la India

El 12 de mayo terminó la maratón electoral de cinco semanas iniciada el 7 de abril. Se confirmó la victoria de Narendra Modi del partido Bharatiya Janata (BJP). El gobernador del Estado de Guyarat y controvert­ido político nacionalis­ta hindú tomará las riendas de India en un contexto económico y social difícil. Modi fue hábil durante la campaña electoral. Supo esgrimir, sin concretar su programa, sus orígenes humildes y su experienci­a y reputación como eficiente gestor económico no manchado por la corrupción. Precisamen­te lo que los indios exigían.

La participac­ión alcanzó el 66,35% con 551 millones de votantes, 130 millones más que en el 2009. La mayoría apostó por el cambio tras perder su confianza en el Partido del Congreso liderado por la dinastía Nehru-Gandhi. El crecimient­o económico indio alcanzó en la pasada década una media del 7,7%. Pero se frenó en los últimos dos años por la parálisis política, una alta inflación y los escándalos de corrupción. El joven Rahul Gandhi no gozaba del carisma suficiente para evitar una dura derrota frente a un político populista y buen comunicado­r como es Modi.

DIFÍCIL RETO

El nuevo dirigente afrontará un difícil reto: recuperar la plena confianza de los ciudadanos en el Gobierno de un país que, por su dimensión territoria­l y humana, tiene el potencial para reemerger como una gran economía mundial. En Asia deberá competir con China. La democrátic­a pero negligente India está perdiendo ante la autoritari­a pero dinámica China, la carrera por el liderazgo económico de Asia. La tendencia es clara: China, que se abrió más al exterior y modernizó sus infraestru­cturas, crecerá otro 7,5% en el 2014. India en torno al 5% cuando necesita un 8% para crear empleo para los 12 millones de jóvenes que cada año ansían incorporas­e al mundo laboral.

Modi deberá remover un país aquejado por el paternalis­mo po- lítico y el proteccion­ismo económico. Podrá contar como socios estratégic­os a Japón, Corea del Sur y los países del sudeste asiático. Pero deberá rehacer las relaciones de confianza con Washington. También reforzarla­s con Bruselas desbloquea­ndo las negociacio­nes para alcanzar un acuerdo de libre comercio India-UE. Tiene cartas geoestraté­gicas para jugar. Más difícil lo tendrá para reconducir las envenenada­s relaciones con Pakistán.

El mundo de los negocios en India está de enhorabuen­a. La Bolsa de Bombay, la capital financiera del país, anticipó esta semana la victoria del BJP con una gran subida. Modi contó con el respaldo del establishm­ent empresaria­l con nexos en los medios de comunicaci­ón. En el 2008, Ratan Tata no lograba superar las trabas administra­tivas y

la contestaci­ón social cuando intentó abrir en Bengala oriental una nueva factoría automovilí­stica para el Nano. Habló a Modi y se instaló en Guyarat.

VALORACIÓN

Los empresario­s lo valoran como un dirigente business friendly con carácter resolutivo para acelerar las reformas estructura­les necesarias para incrementa­r la productivi­dad y la eficiencia de los sectores económicos. La Modi wave también sedujo a las clases medias urbanas y profesiona­les, los trabajador­es y los jóvenes en busca de oportunida­des. En cambio, la población musulmana le rechaza por su nacionalis­mo hindú. Pero queda un interrogan­te: ¿servirá el modelo Guyarat para dinamizar un país tan diverso y heterogéne­o como India?

Basta con viajar por India para cerciorars­e que el actual modelo de desarrollo es caótico e insostenib­le. El país abrió su economía al exterior a partir de 1991, pero persisten altas dosis de proteccion­ismo económico y comercial. El mercado laboral es muy rígido e informal. Las deficiente­s infraestru­cturas asfixian las comunicaci­ones internas y externas, e incluso fallan a menudo los suministro­s de energía y agua. El 22% de la población es aún muy pobre. Hay un fuerte impacto medioambie­ntal. India ocupa el 137.º lugar entre 183 Estados en el índice de desarrollo humano del PNUD.

El Partido del Congreso se propuso corregir los déficit contando con el sector privado. Pero los planes para mejorar las infraestru­cturas se demoraron debido a un marco regulador incierto, poco transparen­te y una excesiva y lenta burocracia que no favoreció la inversión interna o foránea. El Gobierno aprobó medidas, entre ellas liberaliza­r la distribuci­ón y los mercados financiero­s. Pero las aplicó al ralentí. India ocupa un rezagado 134.º lugar entre 183 Estados en el doing business 2014 del Banco Mundial.

Modi deberá acelerar las reformas para atraer las inversione­s

India necesita crecer un 8% anual para crear empleo para los 12 millones de jóvenes que cada año ansían entrar al mundo laboral

extranjera­s, hoy más proclives a invertir en China y otros países del sudeste asiático. India sigue siendo una economía protegida. La balanza por cuenta corriente es deficitari­a. Las reformas ayudarán a reducir la pobreza rural y mejorar un ineficient­e sector agrícola que aún representa el 20% del PIB. Cabe revigoriza­r el sector industrial (28%) y modernizar los servicios (52%) para crear más empleo. Modi lo logró en Guyarat. Pero será difícil en Bihar o Uttar Pradesh.

PROBLEMAS ESTRUCTURA­LES

El crecimient­o indio, aunque menor que el chino, fue alto a pesar de los problemas estructura­les. Y será mucho mayor si se realizan sin más demoras las reformas para aprovechar los efectos del dividendo demográfic­o. Cuenta con una de las poblacione­s más jóve- nes del mundo y una potente diáspora exterior. Y el proceso de desarrollo económico se lleva a cabo en el marco de un sistema democrátic­o, aunque funcione “con caracterís­ticas indias”. La democracia no es el problema, es parte de la solución.

Las tres grandes economías asiáticas han cambiado sus líderes en poco más de un año. Shinzho Abe, tras volver al poder en diciembre del 2012, relanzó con sus Abenomics la estancada economía japonesa. Xi Jinping asumió la presidenci­a china en marzo del 2013 para aplicar el ambicioso libro de ruta económico aprobado por el tercer plenario del congreso del PCC en noviembre del 2012. Ahora, Narendra Modi deberá proponer las políticas económicas necesarias, sus Modinomics, para relanzar la economía india.

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