Muebles que suman metros
Una rehabilitación con un presupuesto ajustado transforma una vivienda con un espacio escaso en un lugar luminoso y bien aprovechado
La falta de espacio se puede suplir con orden y mucho sentido común para aprovechar todos los centímetros. La rehabilitación de este entresuelo con patio situado cerca del mercado de Galvany es una buena muestra de ello. El joven arquitecto Víctor Bergnes (27 años) y el interiorista Marcos Catalán (40) se enfrentaron con modestia y buenas ideas al encargo de rehacer una vieja finca para una madre que quería un estudio tranquilo para “independizarse” de sus hijos.
La vivienda, situada en un edificio de tres plantas del 1800 era un amasijo de tabiques que formaban las habita- ciones, separadas por un pasillo. “Por no tener, no tenía ni living y se entraba desde un distribuidor en el que estaba la cocina”, explica Bergnes sobre lo que se encontró en el que ha sido su primer proyecto. La finca contaba a su favor, sin embargo, con que se ubica en un barrio muy tranquilo y está soleada al sur.
Dado que el patio es más grande que el propio piso –53 m2 frente a 45 m2–, los responsables del proyecto decidieron enfatizar la comunicación entre el interior y el exterior. A la vez, lo ajustado del presupuesto –34.000 euros iniciales que pasaron a ser 40.000– les llevó a aprovechar todo lo que se podía conservar de la vieja finca, como las vigas de madera del techo y las paredes de obra vista. Con la madera de teca indonesia que guardaba la clienta, se pavimentó la terraza y se construyeron los muebles de exterior, y con cañizo se “reinventó” la persiana alicantina para formar un pequeño cobertizo muy mediterráneo.
FUERA PASILLOS Y PUERTAS
El piso se vació de tabiques, y para resolver la nueva distribución se diseñaron tres grandes muebles que contienen la cocina, los electrodomésticos, armarios de almacenamiento, un aseo y un baño. Se dispusieron en forma de H, de modo que a un lado del brazo corto quedan dos dormitorios y en el otro un living de 26 m2. Es un espacio continuo y fluido, sin pasillos ni puertas. En uno de los extremos largos de esa H que forman los módulos de madera están la entrada, la cocina, un baño y un pequeño patio de luces. En el centro se sitúa un contenedor que esconde la nevera, el televisor y espacio de almacenamiento del comedor y el living. Esta estructura ligera es a la vez el tabique que separa la zona de día de los dormitorios. En el extremo opuesto, un tercer mueble contiene otro baño y comunica con el patio a través de dos cristaleras pivotantes, resultado de unir las dos pequeñas puertas originales.
Bergnes explica que tuvieron que hacer “inventos de bajo presupuesto”, como los citados muebles, que son de DM blanco, o como el recurso de pintar los cerramientos de la terraza con una mezcla de pintura Oxiron negra y roja para imitar el color del acero corten, mucho más caro.
El interiorismo y la elección de los muebles auxiliares se construye desde la misma idea que define la arquitectura de esta casa; hacer evidente el esqueleto que envuelve el contenido.