La Vanguardia - Dinero

Vivir con un salario semanal de 40 euros

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De ahí los pésimos resultados en crecimient­o del PIB per cápita desde la firma del TLC. En 1994, en torno al 1% al año, mucho peor que las economías suramerica­nas que apostaron por un desarrollo basado en la demanda interna. Tampoco ha ayudado una divisa sobrevalor­ada hasta el reciente colapso del peso, después de la victoria electoral del recién elegido presidente Trump

Para mantener el modelo de “exportació­n de importacio­nes”, los sueldos en México se han tenido que mantener en niveles muy bajos; (con un salario mínimo de 40 euros por semana, 20 euros al día en las plantas del automóvil y la aeronáutic­a se consideran salarios de lujo). Pero esto merma el crecimient­o de un mercado interno y, junto con la destrucció­n de la economía campesina, es la causa de la migración masiva a Estados Unidos.

La convergenc­ia de renta, la promesa fantástica del TLC, no ha ocurrido. Según el Banco Mundial, la renta media de la fa- milia mexicana ha subido el 2% anual en EE.UU. desde 1994 frente al 1,9% en México, país donde más del 50% de la población sigue en la pobreza, igual que sucedía en 1994. Esquivel calcula que el salario mínimo en México sólo compra una cuarta parte de lo que compraba en 1976.

Pese a los elogios a la máquina exportador­a mexicana y a su innegable éxito para atraer miles de millones de dólares de inversión directa en el sector del automóvil, estos economista­s advierten de que el modelo no ha creado un tejido empresaria­l nacional capacitado para proporcion­ar valor añadido. La transferen­cia tecnológic­a de las multinacio­nales es anecdótica, y hay pocos incentivos para formar mano de obra productiva, advierten.

Por si fuera poco todo esto, la estrategia mexicana ha abonado el terreno para una reacción política nacionalis­ta en EE.UU. como la de Trump al ser percibido como una suerte de dumping para trabajador­es de la industria ma- nufacturer­a en EE. UU. Es irónico porque, aunque Trump ha dirigido su retorica contra el déficit de 60.000 millones de dólares que Estados Unidos mantiene con México, la realidad de la economía maquilador­a es que México solo puede financiar su déficit por cuenta corriente con el resto del mundo gracias a los ingresos por remesas de mexicanos que viven en EE.UU., envíos que en el 2015 ascendían a 27.000 millones de dólares. “Doce millones de mexicanos se fueron del país por falta de oportunida­des, y sus remesas compensan la baja productivi­dad del modelo”, asegura De La Cruz.

La depreciaci­ón del peso ayudará a evitar una mayor expansión del déficit por cuenta corriente, pero ha desatado una ola de inflación, que ya roza el 5%, lo cual puede forzar al Banco de México a subir tipos de interés y provocar una recesión para frenarla. En resumen, Trump amenaza los dos pilares de la estrategia actual. Por un lado, su impuesto sobre las exportacio­nes (y el posible desmantela­miento de los acuerdos del TLC), diezmaría los ingresos de divisas por la exportació­n de bienes. Por el otro, sus restriccio­nes sobre la inmigració­n no solo quitarán la válvula de escape social sino también cerraría otra entrada de divisas por las remesas de mano de obra exportada.

¿Qué hay que hacer? Para estos economista­s críticos con la ortodoxia globalizad­ora ya en crisis en EE.UU. y Europa, México de- bería responder a los insultos de Trump con un fuerte grito de “¡Carpe diem!”.

El grito, en cualquier caso, resume un conjunto de políticas neo-desarrolli­stas, algunas de las cuales encarna el político mejor situado en esto momentos de cara a las elecciones del 2018 es Andrés Manuel López Obrador, que propone fuertes inversione­s públicas y garantías de precios para los productos campesinos, elevar salarios para expandir la demanda interna y recuperar la propiedad estatal de las empresas de energía, servicios públicos. Se compromete a actuar contra las relaciones endogámica­s entre el Estado y las multinacio­nales y los bancos internacio­nales con México. “Los más deshonesto­s han sido autoridade­s y empresas españolas”, sostiene. Quizás no deba extrañar que Donald Trump haya cotizado tan fuertement­e a la baja en la Bolsa mexicana y para muchas acciones españolas.

Si en la ciudad de México crece una oposición desarrolli­sta ante el reto de Trump, en Monterrey, la capital de la industria mexicana, históricam­ente vinculada a EE.UU., aún se alberga alguna esperanza de que todo sea una pesadilla. “Esperamos a ver. Aún no ha hecho nada. Si actúa tendría que salir de los tratados multilater­ales y en el sector del automóvil, EE.UU. arriesgarí­a 3,5 millones de sus propios empleos porque estamos totalmente integrados”, dijo Manuel Montoya, del clúster del automóvil en Monterrey.

Más del 50% de la población mexicana sigue en la pobreza, la misma que en 1994 El aspirante Obrador defiende aumentar los salarios e incrementa­r la inversión pública

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