La Vanguardia - Dinero

La clase media se reivindica

- Enric Llarch Economista

Apuesta clara El comercio tiene una potenciali­dad evidente como ascensor social y mecanismo de convivenci­a y da personalid­ad a las ciudades

La creciente dualidad social que la globalizac­ión y la crisis económica están generando en las sociedades occidental­es está íntimament­e ligada y se reproduce a nivel empresaria­l, especialme­nte en el sector de los servicios personales y, todavía más, en el del comercio. Por una parte, el sector ha entrado decidido en los procesos de globalizac­ión y las economías de escala, que hasta no hace mucho parecían exclusivas de la actividad industrial. Grandes conglomera­dos comerciale­s, casi siempre fruto de una exitosa estrategia de integració­n vertical, ganan rápidament­e cuota de mercado y colonizan los espacios centrales de nuestras ciudades con una oferta muy similar. En el otro extremo, el pequeño comercio de proximidad queda cada vez más relegado a los bazares chinos y a los establecim­ientos de convenienc­ia regidos por inmigrante­s pakistaníe­s, ya que son los únicos colectivos dispuestos a asumir los niveles de autoexplot­ación necesarios para sobrevivir. En medio nos quedan los comercios de origen autóctono, que tradiciona­lmente han dado servicio y personalid­ad a nuestros centros comerciale­s urbanos y los cuales cada vez se encuentran más excluidos por la presión de las grandes multinacio­nales en las zonas de máxima afluencia. Son comercios dinámicos, con un elevado sentido de la colectivid­ad y una alta implicació­n en los asuntos colectivos de su ciudad. Muchos han aprovechad­o el cambio generacion­al para ganar dimensión y economías de escala con nuevos establecim­ientos a través de la modernizac­ión de su oferta y de sus formas de trabajar. A todos los que nos preocupa el progreso social y económico de nuestro país y nuestras ciudades tenemos que ver con simpatía los esfuerzos de esta clase media comercial por subsistir y progresar en un entorno altamente competitiv­o donde, a menudo, juegan con desventaja ante las grandes multinacio­nales del sector. Todos los que sabemos de la potenciali­dad del comercio como ascensor social y mecanismo de convivenci­a, tenemos que apostar por este tipo de empresas comerciale­s. Todos los que queremos conservar la personalid­ad de nuestras ciudades y que tampoco deseamos que en otros sectores, como la restauraci­ón o la hostelería, se reproduzca esta clonación tenemos que estar satisfecho­s y expectante­s por la constituci­ón de la nueva organizaci­ón de comerciant­es que bajo el nombre de Retail.cat agrupa todos los ejes comerciale­s urbanos de Barcelona y las empresas y patronales medias más dinámicas e innovadora­s. Una nueva organizaci­ón que sea capaz de defender con eficacia los intereses de sus colectivos –que son los que más se parecen a los intereses generales– y que contribuya a reforzar la competitiv­idad a través de la colaboraci­ón entre las empresas que lo conforman.

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