Cuando la diversión está asegurada
El Mazda MX-5 RF es un coche lúdico, capaz de ofrecer sensaciones muy estimulantes al volante
Los 160 CV del motor de gasolina 2.0 Skyactiv-G no suponen un problema para tener todo bajo control
El Mazda MX-5 es el descapotable más vendido del mundo, y tras años de éxito comercial llega ahora a su cuarta generación. La versión RF, que quiere decir Retractable Fastback, abre una nueva dimensión al premiado diseño Kodo de la marca japonesa. De hecho, el techo rígido eléctrico que monta el MX-5 RF es el más rápido del mundo y apenas supone un incremento de peso: sólo 45 kg. Se abre o cierra en apenas 13 segundos, incluso con el coche en marcha siempre que no superemos los 10 km/h.
Este techo rígido le da al automóvil un aire más deportivo. Está compuesto de tres partes y se acciona cómodamente a través de un botón situado delante de la palanca del cambio. En cualquier caso, el techo funciona de manera muy precisa y los ajustes son de gran calidad, ya que una vez cerrado el aislamiento es tan bueno como en cualquier otro cupé de este tamaño.
Con ajustes específicos en dirección y chasis para que sea más rígido, el MX-5 RF destaca por las sensaciones deportivas que transmite al volante. Es evidente que no es un coche práctico para usar a diario, entre otras cosas porque tiene un maletero de 127 litros, además de su condición natural de biplaza. Eso sí, es un coche pensado para disfrutar de la conducción, seguramente en pareja y durante el fin de semana. Y en la mayoría de casos será un segundo coche.
Su terreno preferido son las curvas, con el techo abierto, y si lo combinamos con un recorrido cerca del mar, por cualquier tramo de costa, la experiencia es entonces magnífica. La versión de la prueba es el 2.0 con el paquete Luxury Sport, que incluye unos excelentes asientos Recaro y la eficaz suspensión del especialista Bilstein.
Desde una posición de conducción baja, estirada, la visión del conductor es totalmente diferente a un automóvil normal. El tacto de los mandos es duro y directo, especialmente el cambio y la dirección. No se busca comodidad sino eficacia. Gira totalmente plano, rígido, y apenas se mueve. Frena muy bien y entra en las curvas igual que un kart. Y si añadimos que se trata de un vehículo de propulsión, la diversión está asegurada.
Transmite seguridad y aplomo en todo momento, pero los 160 CV del motor atmosférico de gasolina 2.0 Skyactiv-G no abruman ni suponen problema alguno para tener todo bajo control. Sus registros, con una velocidad máxima de 216 km/h, son correctos, pero no pondrán en dificultad a ningún conductor mínimamente avezado. Pero si el asfalto tiene poca adherencia o está mojado, el control de tracción y el de estabilidad funcionan como un perfecto ángel de la guarda. Lo importante es que las sensaciones percibidas son siempre muy auténticas, nada descafeinadas, especialmente al circular en contacto con el aire.
La guinda la pone un completo equipamiento que en este caso no olvida nada: faros Full Lead, navegador con pantalla táctil de 7 pulgadas, alerta de cambio involuntario de carril, sistema de sonido Bose, llave inteligente, control de ángulo muerto o alerta de tráfico trasero.