La Vanguardia - Dinero

El pausado despertar del sector rústico

El mercado rústico empieza a despertars­e tras el largo letargo al que le sumió la crisis económica

- Natàlia Bosch

La severa crisis económica que sacudió de lleno los cimientos del mercado inmobiliar­io se cebó con el sector rústico, al que prácticame­nte sepultó. El cliente nacional huyó en estampida y fue el internacio­nal quien mantuvo con pulso un mercado en estado casi vegetativo.

Sin embargo, algo parece estar cambiando y los pronóstico­s de los profesiona­les del sector son optimistas. "En los últimos seis o siete años, ha sido un mercado muy flojo, con poco movimiento", afirma TomMaidmen­t, socio y director de la oficina de la Costa Brava y de El Maresme de Lucas Fox. Pero añade que en este segundo trimestre del año han notado un incremento importante en la demanda de fincas rústicas. "Casi el 45% de las operacione­s en la zona de Girona y la Costa Brava han sido de casas rústicas". Tania Mercé, socia de la inmobiliar­ia Rustic Corner, coincide con Maidment que el sector se está moviendo, pero apunta que aún le queda camino por recorrer.

Como primera o segunda residencia

¿Y por qué ahora? Maidment cree que la situación actual permite superar ciertos escollos derivados de la crisis: "Por un lado, había poca confianza en el sector. Y las com- pras de propiedade­s rústicas eran difíciles de financiar por parte de los bancos. Además, sin el cliente nacional, el extranjero que se interesaba por una segunda residencia buscaba, sobre todo, que estuviera cerca de la playa. Y con la crisis, sus demandas se hicieron más modestas, priorizand­o casas más manejables y fáciles de mantener. Ylas fincas rústicas con muchas hectáreas de terreno dejaron de estar de moda". Mercé añade otra razón que justifica este despertar del sector: "Un piso se compra con la cabeza, una finca rústica con el corazón. Y con la crisis, estas compras más emocionale­s se postergaro­n, dejándose para tiempos mejores".

Y estos tiempos parecen haber llegado. El cliente internacio­nal, que nunca se había ido del todo, empieza a pisar el acelerador, y el nacional va recuperand­o el si- tio cedido. Tanto Maidment como Mercé coinciden en destacar que mientras el extranjero suele buscar una finca rústica como primera residencia, el de aquí, en su inmensa mayoría, lo hace para veranear o escaparse los fines de semana. "Este tipo de cliente prefiere, la mayoría de las veces, una casa de pueblo en vez de una gran masía, porque cuando se va cierra y listos. No tiene que estar pendiente de mantener el jardín y demás. Eso sí, es básico que la casa cuente con un patio o salida al exterior", sostiene Mercé.

De masía a turismo rural

Pero las masías no son solo un objeto de deseo residencia­l, sino también empresaria­l. Sobre todo cuando la crisis que ha sacudido el sector empieza a dejarse atrás. "Recibimos muchas peticiones de

parejas que se interesan por una finca rústica para montar desde hotelitos o casas rurales hasta

centros de wellness, yoga o terapias naturales. Y últimament­e también negocios relacionad­os con el ciclismo", afirma Maidment. "Sobre todo por la zona de Girona, que cuenta con rutas de fama internacio­nal que han puesto de moda, entre los amateurs, los ciclistas profesiona­les que vienen hasta aquí para entrenarse".

Nueva tendencia: vuelta a la tierra

Tania Mercé destaca un nuevo perfil de comprador: "Las generacion­es más jóvenes. Cada vez me encuentro con más parejas jóvenes que están haciendo el camino de vuelta a la tierra. Se mueven con presupuest­os ajustados, pero tienen mucha ilusión por vivir fuera de la ciudad. Muchos trabajan desde casa

y valoran unestilo de vida más tranquilo, tener su propio huerto, gallinas...". Este tipo de cliente no podrá invertir un millón de euros en una

masía en una zona prime de la Costa Brava, pero quizás podrá llegar a los 400.000 € de una casa en el Montseny. Y es que las masías y las fincas rústicas no son solo exclusivas de L'Empordà. De hecho, según Mercé, la zona de El Maresme, so- Hay una vuelta a la tierra por parte de las generacion­es más jóvenes, que buscan una finca rústica para vivir bre todo como primera residencia, por su proximidad con Barcelona, y el Montseny, porsuentor­nonatural, tienen mucha salida. Aunque la zona prime sigue siendo L'Empordà. "Sobre todo el llamado triángulo de

oro de El Baix Empordà, con pueblos medievales tan emblemátic­os como Pals, Palau-sator, Monells, Ullastret, Torrent...", apunta Maidment. Precisamen­te estos pueblos son los destinos preferidos del cliente nacional, que prioriza ante todo la zona, porque suele conocerla de primera mano, sus amigos veranean allí... En cambio, el cliente internacio­nal, que en su mayoría procede del norte de Europa, al no tener vínculos familiares o amigos en la zona no está tan condiciona­do y da más importanci­a al tipo de propiedad, su cercanía con un núcleo urbano o la belleza del entorno, en vez de un pueblo concreto. •

 ??  ?? 01 De nueva construcci­ón De estilo tradiciona­l, esta masía en L'Alt Empordà cuenta con más de 600 m2 construido­s. Cuesta 2.250.000 €.01
01 De nueva construcci­ón De estilo tradiciona­l, esta masía en L'Alt Empordà cuenta con más de 600 m2 construido­s. Cuesta 2.250.000 €.01
 ??  ?? 02 Casa de pueblo Situada en un pequeño pueblo de El Baix Empordà, tiene más de 200 m2 y un patio. Cuesta 490.000 €.02
02 Casa de pueblo Situada en un pequeño pueblo de El Baix Empordà, tiene más de 200 m2 y un patio. Cuesta 490.000 €.02
 ??  ?? 03 03 Masía en Begur Con más de 1.000 m2 construido­s, esta masía con piscina está a un paso de Begur. Vale 2.200.000 €.
03 03 Masía en Begur Con más de 1.000 m2 construido­s, esta masía con piscina está a un paso de Begur. Vale 2.200.000 €.

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