Fumando desespero

Vamos a exponer un hecho absurdo acontecido en Italia para llegar a una realidad sin lógica que nos atenaza a nivel cotidiano. Estábamos probando un automóvil de vocación deportiva dotado con un modo de gestión electrónica que incrementa artificiosamente el ronquido emitido a través del tubo de escape. Yaunque respetábamos en todo momento el límite de velocidad establecido, una pareja de Carabinieri decidieron darnos el alto con la intención de multarnos por presunta conducción temeraria.

La acusación resultaba un tanto surrealista, puesto que sostenía que a través del ruido del coche oído a lo lejos se podía deducir que habíamos conducido a ritmo de locura. El turno de la complicidad llegó cuando el Carabinieri al mando decidió que la mejor manera de calibrar el tema era poner el coche otra vez en marcha y comprobar por sí mismo el calibre sonoro que era capaz de adquirir. La generosa sonrisa delató el placer que sintió al experimentar el rumoroso estruendo del motor, mientras que el pulgar hacia arriba ejerció como gesto de despedida. Al fin, nos libramos de ser multados injustamente.

Lo que resulta incomprensible es que esos mismos Carabinieri ni se inmuten cuando pasan ante sus ojos personas al volante con un cigarrillo encendido entre sus labios. Resulta desesperante que se pueda sancionar la peligrosidad según el criterio de la autoridad, pero que fumar no sea considerado un peligro. Suponemos que debe haber motivos ocultos de importante peso específico para explicar que todavía no se haya logrado prohibir el consumode tabaco al conducir.