La nueva cultura de la empresa
Nueva cultura La novedad en los cambios profundos en las empresas y en sus procesos de organización está en que se hace desde la conducta
Cada vez que se produce un cambio estructural en el entorno, sea demográfico, social, tecnológico o industrial, surgen nuevos retos. Yesos retos emergentes modifican las prioridades directivas. Así, hemos tenido años donde la prioridad fue la organización industrial, la eficiencia, los costes: calidad total, just in
time, los métodos nipones. Vivimos después una era donde primaron las estructuras organizativas: las funciones, los perfiles, la departamentalización, el reporting, estructuras matriciales, el debate entre lo local y lo global. En los noventa, la prioridad fue la comunicación, la publicidad, los nuevos productos, el branding. Después vino la oleada digital y la prioridad fueron los modelos de negocio, la digitalización de procesos y servicios. ¿Cuál va a ser ahora la prioridad?
Cada semana visito por lo menos a una empresa y tengo ocasión de reunirme con su equipo directivo. Ylo que veo que más se impone como prioridad es la determinación de la cultura. ¿Por qué? Pues porque estamos en la tormenta perfecta: aumento de la esperanza de vida, nuevas formas de trabajo, aceleración del comercio electrónico, inmigración, nuevas clases sociales y estructuras familiares, robótica, inteligencia artificial, millennials que tienen por superiores a baby boomers y que no comparten valores… El resultado es desconcierto, incertidumbre y miedo. La gestión de la cultura está subiendo enteros en la escala de prioridades directivas.
El término cultura tuvo ya una anterior oleada: Misión, visión, valores, objetivos corporativos. ¿Es esta la cultura por la que ahora vuelven a preocuparse los directivos? No. Es una aproximación distinta. No emana de arriba abajo, jerárquicamente, a través de declaraciones de intenciones que se asemejan a un eslogan de la ONU: “Nuestra misión es mejorar el nivel de vida de los clientes manteniendo el compromiso con la sostenibilidad, bla, bla, bla…”. La nueva gestión cultural tiene mucho más que ver con la psicología. Por ejemplo, conductas que se desea ver más a menudo en la organización y conductas a desechar. Conceptos como espacio de libertad, grado de responsabilidad y autonomía. Desarraigo, desafección por el puesto, abolición de los reinos de taifas. El talento, la capacidad de aprendizaje y reciclaje.
La gestión de la cultura empresarial se asemeja a una terapia conductista. Emana de las personas, desde cada uno y se dirige hacia arriba en la organización. “Queremos personas así”, podríamos resumir. ¿Cómo se hace? El coaching es caro y su alcance suele limitarse a la alta dirección. Se habla de empowerment, que es el viejo concepto de delegar. Se habla de liderazgo a todos los niveles. Pero modificar una cultura no puede desligarse de una modificación de los procesos, a todos los niveles.
Esto es lo nuevo: un cambio en la cultura no entraña solo formas de comportarse y actuar, sino modificaciones profundas en técnicas, sistemas, organización y procesos. La cultura se cambia desde la conducta. Yesto sí es nuevo.