El examen perpetuo
Es una verdad generalmente admitida que someterse a pruebas fortalece, pero tal vez miles de estudiantes que sufren lo indecible en exámenes, tests y controles tienen una opinión distinta al respecto. Y no sólo estudiantes: durante nuestra vida pasamos muchísimas de estas pruebas como sacarse el carnet de conducir, presentarse a unas oposiciones o ir a una entrevista de trabajo. Entre un 15% y un 25% de las personas, una cifra nada despreciable, vive este tipo de situaciones como una experiencia dramática y sufren como consecuencias el estrés, la ansiedad, la falta de concentración y todo ello los aboca, en última instancia, a un bajo rendimiento. La psicología y las neurociencias están investigando qué mecanismos son los que relacionan el estrés con ese descenso de las prestaciones. Una de las conclusiones que se pueden sacar tras leer el reportaje de portada de ES de esta semana es que, a pesar de que esa ansiedad previa a la prueba es una realidad aceptada como un mal inevitable, lo cierto es que hay mecanismos y actitudes que permiten combatirla. El problema, aseguran los expertos, se inicia en las fases más tempranas de la escuela, pero no parece que la estructura educativa esté haciendo nada por resolverlo. Las consecuencias se perpetúan hasta la edad adulta.