EVITAR EL REPOSO
El principal enemigo para la musculatura de las personas mayores es la inmovilización. Explican los especialistas que, a determinadas edades, guardar diez días de reposo en cama puede suponer perder un kilo y medio de masa muscular y el 15% de la fuerza de extensión de la rodilla, lo que en algunos casos significa dejar de valerse por uno mismo. “El problema es que una persona de 80 u 85 años que se maneja sola en su casa y pasea llega al hospital con una infección de orina o una neumonía y los médicos se preocupan de estabilizarla y de curar su infección pero la tienen dos semanas en cama, y cuando recibe el alta médica no puede ni levantarse sola, de modo que se va curada pero ha perdido toda su autonomía”, explica Pablo Alcalde. Por eso los geriatras y algunos especialistas en actividad física promueven que el tratamiento médico que reciben las personas mayores en los hospitales vaya siempre acompañado de ejercicios para trabajar su musculatura y así garantizar que cuando reciban el alta se marchen a casa manteniendo sus capacidades y su calidad de vida. que uno se hace mayor son la fuerza de las extremidades inferiores para poder andar, y el equilibrio para gestionar esa fuerza y evitar caídas. Y explica que el tipo de actividad para trabajar esas capacidades dependerá mucho de cada persona, de su estilo de vida y de sus condiciones físicas. “Para personas mayores muy sedentarias, el sólo hecho de levantarse de la silla unas cuantas veces seguidas ya supone una ganancia de cuádriceps; para otros hará falta un esfuerzo mayor, como caminar por una pendiente; y quienes tienen sobrepeso, probablemente puedan trabajar mejor y más seguros sobre el sillín de una bicicleta estática”, ejemplifica el profesor del INEFC. Porque si en algo insisten los médicos cuando se habla de ejercicio es en la necesidad de hacerlo con seguridad y adaptado a las características de cada uno. “No se trata de ser muy ambiciosos y querer batir marcas, sino de ser constantes para mantener las condiciones físicas”, afirma Alcalde, que alerta de las graves consecuencias de cualquier caída en ancianos. Con un poco de esfuerzo Los especialistas en actividad física Mikel Izquierdo y David Pérez comparten la necesidad de adaptar el ejercicio al estado físico de cada persona, pero reiteran que para que sea efectivo se requiere un entrenamiento con una intensidad moderada, que ponga en juego aproximadamente la mitad de la fuerza máxima de la persona. ¿Qué cantidad de ejercicio supone eso? Izquierdo explica que un trabajo de intensidad moderada consiste en hacer dos series de unas ocho o diez repeticiones de un movimiento o de una carga de peso que la persona aguantaría repetir unas 30 veces hasta cansarse. “Todo el mundo puede hacer estos esfuerzos, aunque estén deteriorados o sean vulnerables; para cada uno el ejercicio y el peso (o no peso) será distinto, porque el objetivo es que dos días a la semana se hagan repeticiones que pongan en juego el 50%-60% de la fuerza máxima que cada uno es capaz de hacer”, indica. David Pérez apunta la importancia de gestionar bien la intensidad del ejercicio y de hacer una planificación personalizada que tenga en cuenta las dolencias o molestias de cada persona de forma que lo aguante bien y vaya progresando. “El aspecto mental es muy importante, porque hay gente que sale a correr y en veinte minutos está fundido porque no ha gestionado bien la intensidad de su esfuerzo, y otros que no se creen capaces de ningún entrenamiento y luego aguantan una hora y media de ejercicios bien programados y dirigidos”, comenta. Advierten los especialistas consultados que, a menudo, lo difícil es romper la inercia del sedentarismo o el círculo vicioso que supone la pérdida de musculatura con los años. “Cuanto menos haces menos ganas de hacer tienes, y hay personas que dicen que no se levantan o no caminan porque no tienen fuerza o les duelen las piernas, pero cuanto menos se mueven menos fuerza tienen, y cuanto menos fuerza tienen más dolor sienten… y entran en una espiral que es difícil romper”, explica el doctor Peirau. Y subraya que el primer paso para salir de ese círculo es identificar el problema exacto y eliminar el dolor para luego poder trabajar la fuerza. “Quizá la persona tenga un problema de rodilla por atrofia de los cuádriceps, pero mientras no se le alivie el dolor difícilmente va a