SÍ PUEDES
Cómo controlar los malos pensamientos que regresan una y otra vez para torturarnos. Palabras de Ramiro Calle
PREGUNTA
Hola Ramiro, me llamo Víctor. Soy estudiante de Derecho, y me desespero a menudo con mis pensamientos que siempre están de aquí para allá y que nunca consigo manejar para que no me afecten. Para colmo, muchas veces son absurdos e incluso desagradables. Me asaltan en cualquier momento, también cuando estoy estudiando. Me gustaría saber si existen métodos para dominarlos y si hay alguna técnica de concentración. A veces tengo una sensación extraña, como si mi cabeza no fuera mía, ¿sabes? Y puede resultar muy incómodo sentirlo.
RESPUESTA
Estimado Víctor, es por algo que se ha dicho que la mente es como un mono loco y ebrio, siempre sal- tando de rama en rama. La verdad es que la mayoría de las veces en lugar de pensar, somos pensados por los pensamientos; en lugar de dirigirlos, nos dirigen. Nuestro gobierno sobre la mente es escaso. Por fortuna uno no tiene por qué resignarse fatalmente a una mente tal y puede trabajar sobre ella, entrenarla y ejercer algún dominio sobre la misma. Existen cuatro estrategias para aprender a desenvolverse con los pensamientos. Una de ellas consiste, cuando es posible, en la fuerza de voluntad, cortar el pensamiento desde su raíz y evitar así que procesen los automatismos mentales. Una segunda estriba en observar a los pensamientos desde cierta distancia interior, sin dejarnos implicar ni arrastrar por ellos, observándolos sin que nos afecten. El tercer método es el que los ignora; uno va a la suya y ahí sigue ese rumor de fondo de los pensamientos, pero uno pasa de ellos. El cuarto sistema consiste en combatir los pensamientos nocivos mediante el desarrollo de sus opuestos, o sea cultivar los positivos. Si uno tiene tendencia a la avidez, que cultive la generosidad, o si se tiene tendencia al aborrecimiento que propicie la compasión. La mente es reeducable, del mismo modo que ha quedado más que demostrada la neuroplasticidad.
A MENUDO EN LUGAR DE PENSAR SOMOS ‘PENSADOS’ POR NUESTRA MENTE, QUE TERMINA DOMINANDO NUESTRA VIDA
Hay un ejercicio muy simple que viene practicándose desde hace miles de años y siempre se ha considerado idóneo para entrenar la concentración y otorgarle quietud a la mente. Consiste en concentrar la mente en la entrada de los orificios nasales, es decir, en las aletas de la nariz. Se respira con toda naturalidad y se trata de percibir el leve roce del aire (es decir, la sensación táctil del mismo). Se procede así durante diez o quince minutos. En cualquier caso no hay que obsesionarse con los pensamientos obsesivos. Vienen y van, pero que no te arrastren, como las nubes no se llevan el cielo detrás de ellas.
Pablo Amargo