EL ESPEJO EN QUE SE MIRAN
Los niños quieren ser los próximos Messi, Cristiano o Iniesta. “Ven que tienen un trabajo con el que se divierten y que, además, están muy bien pagados y gozan de reconocimiento social”, dice Jaume Cruz. Así que imitan su comportamiento, sus valores como la lucha, pero también las triquiñuelas para engañar al árbitro o gestos violentos. ¿Los profesionales deberían esforzarse para ser un buen ejemplo? “Yo creo que sí –señala Pedro Marcet–, porque el fútbol también puede transmitir valores negativos. Y es importante evitarlo”. En opinión de Jaume Cruz, “el entorno de los niños copia al fútbol profesional. No se les puede transmitir que vale ganar a cualquier precio”.