Las claves
Hay algunos conceptos que vale la pena tener claros antes de acudir al banco a negociar un préstamo hipotecario:
TAE Es el indicador más fiable del coste real del préstamo. Es un cálculo que considera el tipo de interés nominal más las comisiones y ciertos gastos que se aplican a las operaciones de financiación a un plazo determinado. No obstante, en la hipoteca hay gastos que no se incluyen en la TAE, como los notariales, el registro, la tasación, la comisión del gestión o el seguro obligatorio. Diferencial Es el número que se suma al Euribor para calcular el tipo de interés en la mayoría de hipotecas variables, que son las más frecuentes (y más baratas). Un diferencial más bajo significa menos coste. Financiación Es el porcentaje del valor de tasación de la vivienda que está dispuesto a prestar el banco. Ahora la mayoría financia el 80% de la tasación y los que llegan al 100% cobran más intereses. Subrogación Es una modificación por la que se mantiene la misma hipoteca pero cambia alguno de los actores. Puede cambiar la entidad si otro banco se subroga como acreedor, o puede cambiar el deudor si al comprar una vivienda uno se queda con la que tenía el vendedor (o el promotor). Novación Es un cambio de condiciones sin cambiar de entidad. Se puede variar el tipo de interés, el importe, el plazo de amortización o el titular del préstamo en caso de fallecimiento o divorcio. Cancelación Para cancelar la hipoteca no basta con pagar todas las cuotas o el capital pendiente. Hay que pedir al banco un certificado de saldo cero (la cancelación administrativa) y luego solicitar que se levante la hipoteca en el Registro de la Propiedad (cancelación registral), con los consiguientes gastos. Comisiones. Interesa comparar las comisiones de apertura antes de contratar y negociar que no se apliquen comisiones de amortización parcial o de cancelación anticipada.