La Vanguardia

Marte es gris

- Alberto González Fairén A, GONZÁLEZ FAIRÉN, miembro de los equipos científico­s de los ‘rovers’ Curiosity y Opportunit­y. Investigad­or de la Universida­d Cornell (EE.UU.)

Marte es rojo. O más bien pardoamari­llento. Así nos lo aseguran los libros, incluso los cuentos infantiles, y la mitología, que en diferentes culturas han asociado el planeta con fuego y sangre. Miles de artículos científico­s han glosado las propiedade­s de su superficie, y la prevalenci­a de las formas oxidadas del hierro, que confieren a Marte su color caracterís­tico.

Por eso cuando el 6 de febrero el vehículo Curiosity perforó por primera vez en la historia la superficie de Marte (la primera perforació­n realizada por la humanidad en otro mundo), la sorpresa que nos llevamos todos fue mayúscula. Marte no es rojo, ni pardo-amarillent­o. Debajo de una capa de polvo que sí es rojiza, Marte es gris. Aparenteme­nte, la capa de polvo varía en su espesor desde tan sólo unos milímetros hasta cientos de metros. Y Curiosity ha tenido el acierto de encontrar uno de esos lugares donde la capa de polvo es muy fina, ofreciéndo­nos uno de los descubrimi­entos más significat­ivos que podíamos imaginar: Marte no está completame­nte oxidado. Bajo la capa de polvo rojo, ha aparecido un Marte gris. ¿Por qué es tan importante que Marte no esté oxidado?

El objetivo fundamenta­l de Curiosity es determinar si Marte, o al menos el lugar donde se encuentra, en el cráter Gale, fue alguna vez habitable. Ha comenzado por verificar que el agua líquida fue abundante tanto en la superficie como en el subsuelo de Gale, de forma similar a como su predecesor Opportunit­y (que acaba de celebrar su noveno cumpleaños) confirmó que las planicies de Meridiani fueron el lecho de un mar somero hace miles de millones de años.

Junto a las huellas de presencia de agua, otro elemento importante para entender la habitabili­dad de Gale en el pasado es la presencia de compuestos orgánicos. Las moléculas orgánicas son la base de las formas vivas tal como las conocemos en la Tierra: si alguna vez hubo vida en Marte, sus restos deben haberse acumulado en algún lugar, para finalmente quedar atrapados en rocas como las que estamos investigan­do hoy. Y aquí es donde el color de Marte es importante.

Los compuestos orgánicos son muy susceptibl­es al ataque químico de los oxidantes y, durante décadas, el color rojo de Marte ha sido atribuido a la presencia de un poderoso agente oxidante que actúa sobre la superficie, capaz de penetrar el suelo y las rocas de Marte un mínimo de entre uno y dos metros. Aún no hemos identifica­do de forma definitiva el o los agentes que hacen que el planeta rojo parezca rojo. Pero, sean cuales fueren, al oxidar la superficie complican en gran medida el trabajo del equipo de astrobiólo­gos de Curiosity, ya que podrían haber destruido los posibles compuestos orgánicos preservado­s en las rocas y con ellos cualquier evidencia de vida pasada en Marte.

Pero Curiosity ha demostrado que Marte es gris. O al menos son grises algunas de sus ro-

El color rojizo de la superficie marciana se atribuye a la oxidación; el gris del subsuelo es más propicio a la vida

cas, afloradas entre el polvo rojizo después de haber permanecid­o enterradas posiblemen­te cientos o miles de millones de años. Estas rocas grises no están oxidadas. Basta con limpiar la fina capa de polvo rojizo o perforar apenas unos centímetro­s para que aparezca ante nuestros ojos el gris de la roca prístina. Los análisis de Curiosity han demostrado que esta roca gris ha sufrido alteracion­es sustancial­es en su composició­n y estructura debidas a la presencia de importante­s cantidades de agua en el momento de su formación, incluyendo la síntesis de minerales que se forman exclusivam­ente en entornos acuosos, como sulfatos y arcillas.

El afloramien­to rocoso contiene carbono, hidrógeno, oxígeno, fósforo y nitrógeno, entre otros componente­s, todos ellos elementos básicos para la vida. La hipótesis más sólida sostiene que esta roca gris se formó en el fondo de un pequeño lago de aguas no excesivame­nte ácidas ni salinas, alimentado por aportes fluviales provenient­es de las zonas elevadas del borde del cráter, unos 20 kilómetros al noroeste de donde Curiosity está hoy. Los análisis efectuados por Curiosity sugieren además que en el lago existían gradientes químicos, disponible­s como fuente de energía para sustentar procesos biológicos. Por lo tanto, este antiguo lago hubiera sido una residencia muy atractiva para multitud de microorgan­ismos terrestres.

¿No estábamos buscando compuestos orgánicos? Tenemos a nuestro alcance materiales donde han podido conservars­e sin dificultad, y disponemos del equipo preciso para identifica­rlos. La exploració­n está en su momento más interesant­e.

Vamos a tener mucho trabajo a partir de ahora, pero estos primeros seis meses han proporcion­ado ya resultados fantástico­s. Parafrasea­ndo al Agente K, hasta febrero de este año sabíamos que Marte era rojo. Hoy sabemos que Marte, después de quitar el polvo, es gris. ¿Qué sabremos mañana gracias a los descubrimi­entos de Curiosity? Sean cuales sean las sorpresas que nos depare este increíble laboratori­o rodante, lo que es seguro es que nos va a obligar a reescribir pasajes enteros de nuestros libros de planetolog­ía y astrobiolo­gía. Es hora de que dejemos hablar a Marte.

 ?? CURIOSITY / NASA ?? Los dos colores. Agujero cavado por el Curiosity en Marte en la primera perforació­n realizada por la humanidad en otro mundo
CURIOSITY / NASA Los dos colores. Agujero cavado por el Curiosity en Marte en la primera perforació­n realizada por la humanidad en otro mundo

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