La ofensiva rusa da alas al ejército sirio, que avanza contra los rebeldes
El primer objetivo de la ofensiva de Damasco es fortalecer la zona de Latakia
Ha empezado una nueva etapa de la guerra siria. Con la eficaz ayuda de Rusia, que continuará e intensificará sus bombardeos sobre las bases del Estado Islámico (EI), el ejército del Gobierno de Damasco ha lanzado una ofensiva terrestre que es imprescindible, como siempre se había afirmado, si se pretende acabar o por lo menos mermar la poderosa fuerza del Ejército Libre de Siria, el frente Al Nusra, vinculado a Al Qaeda, y el EI, que domina amplias zonas del oriente del país.
La confusa y contradictoria estrategia de la coalición internacio- nal que lidera EE.UU. apenas ha debilitado a estas fuerzas. Los rusos, por el contrario, tienen una clara voluntad de llevar a cabo una guerra frontal contra los yihadistas. Si el presidente Putin puede modificar la acción militar en Siria, pasando de la defensiva a la ofensiva, se debe, entre otras razones, a la menciona debilidad de los ataques de EE.UU., Francia y otros países. Estas intervenciones militares agravan todavía más la situación de este desgraciado país que es Siria.
El primer objetivo que se han fijado Damasco y Moscú es garantizar la seguridad de Latakia, plaza fuerte del régimen en el Mediterráneo. Para ello, el ejército luchaba ayer por la conquista de la colina de Jub al Ajmar que domina el valle de Ghab, hoy en manos de Al Nusra.
El avance gubernamental se dirige también hacia Jisr el Chugur, Salma e Idlib.
Antes de desencadenar su operación militar, Moscú intentó alcanzar un acuerdo con los estados árabes y occidentales para luchar contra los grupos yihadistas. Al fracasar esta iniciativa diplomática comenzaron los bombardeos de la aviación rusa bajo cuya cobertura los solados sirios, después de los reveses de los pasados meses, podrían recuperar la zona fronteriza con Turquía sobre la que se había planeado, al principio de la rebelión y de la guerra, establecer un enclave de la oposición armada e incluso un gobierno provisional.
Si esta ofensiva conjunta tiene éxito se desbaratará el plan estadounidense de continuar esta guerra de desgaste hasta el agotamiento de los bandos. Aunque no se sabe cual puede ser la reacción de EE.UU., Turquía, Arabia Saudí y las fuerzas suníes comprometidas en este combate, no es previsible que quieran provocar una nueva contienda.
Irán apoya plenamente a Rusia en esta operación militar y política de largo alcance. Los misiles que la armada rusa lanza desde el Caspio contra las posiciones del Estado Islámico en Raqa sobrevuelan su territorio. Qosem Soleiman, todopoderoso general iraní, comandante en jefe de las fuerzas de élite del Quds, bajo las órdenes directas del imán Jamenei, ha viajó a Moscú y desplegado allí el mapa de Siria. A los mandos rusos les explicó que los reveses del ejército de Bashar el Asad podían convertirse en victorias con el apoyo de la aviación rusa.
Damasco quiere recuperar la Siria útil, la zona más fértil, donde vive el grueso de la población, y arrinconar a los yihadistas en el desierto. Palmira es otro de los objetivos primordiales en los planes ofensivos del Gobierno sirio y su aliado ruso.
La guerra frontal que ha planteado Moscú contrasta con la debilidad de los ataques de EE.UU.