Todo al pie de la letra
Hace dos semanas la web de la UPF anunció que les habían premiado un trabajo sobre el uso de la sátira en las redes sociales: “En la tradición del periodismo satírico, para explicar los hechos en tono de humor los contenidos recurren a la sátira. Y así es también en los textos en que la ficción se presenta como realidad a través de la exageración, el absurdo o la parodia. Entonces, el objetivo de este tipo de acto comunicativo no es meramente informar, sino criticar o denunciar. En la última edición del congreso de la Sociedad Española para el Procesamiento del Lenguaje Natural, celebrado en Alicante, Francesco Barbieri, Francesco Ronzano y Horacio Saggion, investigadores del departamento de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones de la UPF, recibieron el premio al mejor artículo por el trabajo Is this tweet satirical? A computational approach for satire detection in Spanish”.
Que una máquina sea capaz de detectar si un escrito es satírico es algo espectacular. Muchas veces escribes un artículo de este tipo y el lector no lo entiende así. ¿De quién es culpa? ¿De quien lo ha escrito por no haber sabido hacer el
Me llena de honda satisfacción y orgullo la máquina que detecta si un escrito es irónico o no
guiño que permitiese entenderlo de esa manera o del lector por ser incapaz de subir un par de peldaños más arriba de la obviedad habitual? Twitter es un fenomenal campo de experimentación comunicativa, el más radical que he visto en mi vida. Pero el uso de la ironía o la sátira es complicado, porque la limitación de espacio (140 caracteres) y el desconocimiento de quién hay realmente detrás de las caretas con las que muchos se enmascaran no permiten saber si habla en serio o irónicamente. A menudo he tomado por serios tuits que después he descubierto que eran irónicos. Si sigues asiduamente a Amadeu Brugués, SuperFalete o Flaco Favor ya ves de qué palo van. Pero ¿y los que quieren ser satíricos y no lo consiguen? Y el truco de colocar al final #IronyModeOn no hace más que estropearlo todo. ¿Dónde está la ironía de un escrito si avisas de que es irónico?
En el diario Ara explican que los investigadores de la UPF programaron la máquina con seis mil tuits creados por cuatro cuentas diferentes: de El País, El Mundo, El Jueves y El Mundo Today .“A partir de aquí, y gracias a varios algoritmos que tienen en cuenta, por ejemplo, la positividad o negatividad de una palabra, tratan de clasificar el tuit. Obviamente, sin tener en cuenta la fuente emisora, porque eso desvirtuaría todo el trabajo”. El resultado es que en el 70% de los casos la máquina acierta. Un porcentaje excepcional si tenemos en cuenta que una gran parte de las personas no llega a él ni en broma. El escritor y escultor canadiense Douglas Coupland fijó un día las cifras: “La investigación neurológica nos dice que solamente el 20% de los seres humanos tiene sentido de la ironía, lo que significa que el 80% del mundo se lo toma todo al pie de la letra”. De momento la máquina que han creado los investigadores de la UPF ha más que invertido esos porcentajes. Felicitémonos, hagámonos a un lado y dejémosle paso.