Sobre la sostenibilidad
El año 2015 puede resultar clave en las estrategias de la ONU para eliminar la pobreza y garantizar un desarrollo sostenible global. Por una parte, fue el año elegido como término para la realización de los objetivos de la Agenda 21, aprobada en el 1992 por 108 jefes de Estado y de Gobierno, convocados por la ONU para defender el medio ambiente y asegurar el desarrollo. Estos objetivos fueron más concretados en la cumbre del Milenio del año 2000, manteniéndose el mismo plazo del 2015 para alcanzarlos.
Dado el balance, más o menos discutible de los resultados conseguidos, en este mismo año se ha iniciado una nueva y más ambiciosa estrategia que comenzó con las conferencias celebradas en enero y junio y culminó en la reunión de las Naciones Unidas en Nueva York, del 25 al 27 de septiembre, en la que se aprobó la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible, que será complementada en la cumbre del clima (COP21), que se celebrará en París el 7 y 8 de diciembre. Esta cumbre tendrá la particularidad de pretender llegar a un acuerdo, jurídicamente obligatorio, sobre las emisiones de gases contaminantes en todo el mundo.
Las dos convenciones mencionadas recogen, en su contexto histórico, las experiencias del largo camino recorrido desde 1992 para aprender de sus fallos y garantizar una mayor eficacia. Por eso, además del compromiso que se espera conseguir en la cumbre de París, los representantes de los 193 países que aprobaron la Agenda 2030 se comprometieron a realizar los objetivos del proyecto global, que no había sido tan especificado hasta entonces. Y para garantizar su ejecución se dispondrá de medios financieros, acordados en la conferencia de Adís Abeba en julio del 2015, lo cual no ocurrió en la Agenda 21. Además, se estableció un mecanismo de evaluación para que todos los actores (estados, regiones e instituciones interestatales como la UE y otras organizaciones civiles) observen los progresos en la ejecución de los planes de sostenibilidad y puedan hacer recomendaciones, sirviendo de puente entre la política y la ciencia.
Con los planes aprobados este año se ofrece, por tanto, un camino hacia un futuro sostenible a pesar de las dificultades que, sin duda, habrá que superar.