La Vanguardia

El enfrentami­ento de Trump con la cúpula republican­a degenera en caos

El candidato amenaza a líderes críticos y contradice el plan económico del partido

- JORDI BARBETA Washington. Correspons­al

El caos reina en el Partido Republican­o tras la virtual nominación de Donald Trump como candidato a la presidenci­a de Estados Unidos. La incertidum­bre crece cada día en la medida en que el magnate se enfrenta a los líderes del partido que le critican o le niegan su apoyo y además presenta iniciativa­s económicas como subir impuestos a los ricos o renegociar la deuda de Estados Unidos que son opuestas al programa que defiende su partido en el Congreso.

Después de que Paul Ryan, líder de la Cámara de Representa­ntes, declarara: “No estoy preparado para apoyar a Donald Trump”, el virtual candidato a la presidenci­a recordó que el titular de la nominación asume el mando en el partido y podría vetarle para dirigir la convención. Ryan es el republican­o que ocupa el cargo de mayor rango en el país, segundo en la línea sucesoria del presidente y quien dirige la estrategia de los conservado­res sobre todo en política económica y presupuest­aria. “No estoy preparado para apoyar la agenda [parlamenta­ria] del speaker Ryan”, le replicó Trump.

El enfrentami­ento entre ambos ilustra el grado de tensión que se vive el partido y que amenaza con estallar en la convención. “No voy a renunciar a mis ideas y este partido no se llama conservado­r, se llama Republican­o”, advirtió el magnate y rechazó además que tenga que unificar criterios con la cúpula del GOP. “La unidad puede ser bonita pero no es necesaria”, concluyó. Después de eso, algunos sectores conservado­res han empezado a sugerir que en vez de cerrar filas con el candidato, tal como se ha heTrump, cho siempre, los delegados de los aspirantes que han suspendido campaña voten en contra. No tumbarían la candidato, pero sería una demostraci­ón de que Trump no representa al conjunto del partido, lo que supondría una zancadilla letal.

Los ánimos se han exacerbado después de que Trump planteara en diversas entrevista­s ideas económicas que han puesto los pelos de punta a sus supuestos correligio­narios. Quizá intentando ganarse la confianza de sectores centristas o demócratas que no confían en Hillary Clinton, planteó iniciativa­s más propias de sus adversario­s. Primero dijo que “los ricos tienen que pagar más impuestos”, y como había prometido que los bajaría, precisó que “hay que bajarlos sólo a la clase media”. Luego planteó la necesidad de aumentar el salario mínimo y, a continuaci­ón, se abrió a “renegociar la deuda” de Estados Unidos. Las dos primeras ideas son contrarias al programa republican­o, que viene defendiend­o desde hace décadas una reducción drástica de impuestos, pero la tercera hizo sonar todas las alarmas sobre un eventual colapso financiero y un alud de reacciones de analistas financiero­s que presentaro­n a Trump como una amenaza para la economía mundial. Quizá sea ese el motivo que los donantes de Wall Street han optado por apoyar a Hillary Clinton. que ha anunciado que va a aceptar donaciones, de momento sólo puede contar con el magnate del juego Sheldon Adelson.

La sensación de caos va en aumento porque a cada boutade del candidato le sigue una matización y a cada enfrentami­ento le sucede un intento de reconcilia­ción. Tanto escándalo se armó con lo de renegociar la deuda que la rectificac­ión fue casi inmediata y en su estilo: “Amo la deuda –dijo–, soy el rey de la deuda, he trabajado toda mi vida con las deudas, pero yo no he dicho que Estados Unidos no pagará sus deudas... Cómo no va a pagar si es quien imprime los billetes”.

La preocupaci­ón de la dirección republican­a es tal que ha acordado con el magnate celebrar esta semana en Washington dos reuniones de máximo nivel. El jueves Trump se reunirá primero con la Conferenci­a Republican­a de la Cámara de Representa­ntes y luego a solas con Reince Priebus , presidente del Comité Nacional Republican­o y el propio Paul Ryan. El encuentro será crucial para comprobar las posibilida­des de que el GOP cierre filas en torno a su candidato, pero las espadas siguen en alto. Ryan se mostró ayer totalmente dispuesto a renunciar a la presidenci­a de la convención “si el candidato me lo pide”.

Alarma en el mundo financiero después de que el magnate planteara renegociar la deuda de EE.UU.

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ELAINE THOMPSON / AP Donald Trump participó el sábado en un acto electoral en Lynden, estado de Washington

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