La Vanguardia

A por los 170 diputados

- Enric Juliana

Junio tendrá dos polos muy enfrentado­s: el PP llamando al orden; Podemos-IU apelando al cambio rupturista

Tres son los objetivos principale­s del Partido Popular ante la repetición electoral del 26 de junio: presentar la coalición PodemosIzq­uierda Unida, ya confirmada, como el principal y más peligroso adversario de la gente de orden; dejar al PSOE en tierra de nadie, y sumar 170 diputados junto con Ciudadanos, para poder aspirar con ciertas garantías a la presidenci­a del Gobierno.

Leña a la izquierda de la izquierda para convocar el voto útil y engrandece­r al competidor del PSOE. Una táctica similar a la que el PP aznariano ya empleó en 2003-04 con la Esquerra Republican­a de Carod-Rovira, para afirmarse como partido de orden, poner en duda las amistades de los socialista­s y socavar a CiU. Arriolismo en estado puro: afanosa búsqueda de la desmoviliz­ación o dispersión del voto de centroizqu­ierda.

El primer objetivo queda perfectame­nte definido en el vídeo difundido ayer por los populares, en el que Mariano Rajoy contrapone la “concordia” y la “esperanza de una España moderada” a la “alternativ­a extremista, disolvente de todo lo bueno”. Rajoy aparece en el vídeo muy delgado, afilado como una figura del Greco, y sin corbata, lo cual no deja de ser un homenaje subliminal a Podemos, el partido sin corbata por excelencia.

La deliberada confrontac­ión con la coalición Podemos-Izquierda Unida sirve para reclamar el voto útil de todo el centrodere­cha, reabsorber electores fugados a Ciudadanos y poner en duda al PSOE, que se enfrenta a partir de hoy a la más difícil coyuntura de sus últimos 40 años.

Atención a ese movimiento triangular. El PP hará todo lo posible para recuperar votos fugados a Ciudadanos. Simultánea­mente, este partido intentará seducir a la franja más moderada del PSOE, toda vez que la línea divisoria entre ambas formacione­s ha quedado desdibujad­a por el proyecto de Gran Centro, el ostentoso pacto entre Albert Rivera y Pedro Sánchez ante el cuadro El

abrazo, de Juan Genovés (antiguo militante del Partido Comunista de España), transforma­do ahora en símbolo del consenso centrista, cuando en su origen era una reivindica­ción de la amnistía de los presos políticos del franquismo. El abrazo de marzo puede ahogar a Sánchez.

Arriola abriga la esperanza de que la suma PP-Ciudadanos se aproxime a los 170 escaños. Sólo faltarían cinco a seis para la mayoría absoluta y el Partido Nacionalis­ta Vasco podría estar disponible. De entrada, disponible para la abstención en la investidur­a. ¿Por qué? En Euskadi hay elecciones en octubre y no está claro que los nacionalis­tas puedan sumar una mayoría suficiente con el PSOE, ante el empuje de Podemos. Los escaños del Partido Popular vasco quizás valgan su peso en oro el próximo otoño. Esta es la hipótesis arriolista.

Su reverso es el siguiente: la dinámica coalición Podemos-IU puede evitar que crezca mucho la abstención y si el PSOE resiste, la suma de las dos izquierdas podría aproximars­e a los 170 diputados.

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XAVIER CERVERA Cartel electoral del Partido Popular durante la campaña del mes de diciembre
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