Los debates
En el año 1977 vi el debate entre Nicolás Redondo y Marcelino Camacho en el que apareció la frase famosa “mientes, Marcelino, y tú lo sabes”. Aquello significó una bocanada de aire fresco al que no estábamos acostumbrados. Posteriormente habré visto cientos de debates, pero ninguno ha tenido la frescura que tuvo aquel.
En estos momentos existe una gran polémica sobre los debates, pero lo curioso es que nadie espera nada de los mensajes que se puedan dar. Todo está medido y estudiado, y lo único que se busca es ver cómo quedan y reaccionan los intervinientes ante las cámaras. O sea, que un mal día puede provocar que un país no sea gobernado por el más competente.
Y pienso otra cosa: ¿el mejor y más preparado estadista del mundo podría llegar a ser presidente del Gobierno si fuera tartamudo, disléxico o gangoso, o bien padeciera un exceso de sudoración? PEDRO MORANTE Elx