La Vanguardia

El ‘Bolero’ de Ravel ha pasado a ser de dominio público en Francia

Tras el éxito de su estreno en 1928, es la pieza clásica más interpreta­da en el mundo

- ÓSCAR CABALLERO París

El Bolero de Ravel –la pieza de música clásica más interpreta­da en el mundo– pasó al dominio público, en Francia, el 1 de mayo. En España, el 2018. Y luego, sólo quedará, y por cuatro años, Estados Unidos. Una revolución económica en la que tercian la editora musical Durand, la Sacem que controla derechos y los remotos descendien­tes de una masajista que supo ganarse la confianza del octogenari­o hermano de Ravel y heredar.

En 1927 la bailarina y mecenas Ida Rubinstein encarga a Ravel un ballet de aire hispánico para su compañía. Ravelito como lo llamaba su amigo Colette por su escaso metro y medio de talla, quiere orquestar su querida Iberia, de Albéniz. Pero no consigue los derechos. En 1928, sobre la fecha de entrega, se le aparecen esas dos únicas melodías que serán repetidas nueve veces cada una, en un gran crescendo de orquesta. Sobre un ritmo de bolero que, según expertos, vuelve 169 veces.

El éxito es inmediato desde el estreno, el 22 de noviembre de 1928, en la Opera Garnier. Pero a Ravel (1875-1937) se lo cuentan: esa noche dirigía un concierto en la embajada de Francia en Madrid, para la inauguraci­ón de la Casa de Velázquez.

Lo curioso es que aquel hombre “tan poco interesado por el dinero que solía quedar en descubiert­o por ayudar a músicos necesitado­s”, según el investigad­or Manuel Cornejo, fundador de la asociación de amigos de Maurice Ravel y redactor jefe de los Cahiers Maurice Ravel, está en el centro de un formidable trasiego de euros viajeros, periplo que pasa por Suiza, Mónaco e incluso Panamá.

Paradójico, también, que una obra compuesta de prisa y corriendo, por encargo, haya batido récords como el de ser ejecutada cada cuarto de hora, en el mundo entero, todavía en los años 80. Y el 2014 era la cuarta fuente de ingresos de la Sacem, la sociedad de autores que se lleva un 16,9% de lo que recauda fuera de Francia.

Por cierto, en 1970, Jean-Jacques Lemoine, administra­dor de la Sacem, dimite y se convierte en consejero exclusivo de la sucesión, para la que crea sociedades off shore como Arima, en Mónaco, y Caconda Internatio­nal Music Promotion, en la calle Jachtavenw­eg, de Amsterdam. Y él se muda a Mónaco, donde morirá centenario y adulado porque según Cornejo cedió al príncipe un par de valiosísim­os manuscrito­s de Ravel y creó la fundación Sancta Devota, su heredera.

¿La historia tartamudea? Actual vicepresid­enta del consejo de administra­ción de la Sacem Nelly Quérol, es también directora de Durand, editora musical de Ravel, con oficinas en París y ahora propiedad de Universal Music. O sea, de Vivendi. Es decir, de Vincent Bolloré, 64 años, novena fortuna de Francia y nuevo propietari­o de Canal +. Durand administra esas sociedades sin asalariado­s, como Arima o Caconda. Y cada vez que suena el Bolero, se lleva entre un 25% y un 50% de los ingresos.

La única heredera física, rubia sexagenari­a domiciliad­a en Suiza, no tiene lazos genéticos con el compositor. Es hija única de la segunda esposa del marido de la masajista de la cuñada de Maurice Ravel. Intratable –dice Le Figaro, en exhaustiva investigac­ión– obligó al cementerio en el que reposa Ravel a que le someta cualquier petición de rodaje para cine o televisión.

Cuando Maurice muere, su hermano Édouard, es único heredero. Igualmente desinteres­ado, dedica su fortuna a exaltar la memoria del músico y convierte en museo el domicilio parisino de Maurice.

Pero en 1954, de camino a Lourdes, él y su esposa sufren un grave accidente de tráfico. Ahí aparece la sólida Jeanne Taverne, 48 años, vendedora de canarios, peluquera y a ratos masajista. Madame Ravel muere en 1956. Jeanne se instala en casa de Édouard, con Alexandre, su marido, exminero, expeluquer­o, convertido en chófer.

En 1957, Édouard, que preside la celebració­n por los 20 años de la muerte de Maurice, anuncia que cede el 80% de los derechos a París y a un premio musical que debía emular al Nobel. Pero de regreso a casa, se retracta: designa heredera universal a Jeanne.

La muerte de Édouard detona un contencios­o entre Jeanne y Durand. La Sacem congela los ingresos. Lemoine, su asesor jurídico, sabe hacerlo: en 1941 firmó el bloqueo de los derechos de autores judíos, para bailarle el agua a Pétain. Y cuando Alexandre, ya viudo, recibe una herencia millonaria, Lemoine abandona la Sacem y se transforma en su consejero.

Finalmente, Alexandre contrae segundas nupcias con Georgette Lerga, la guapa manicura de su peluquería, quien tiene ya una hija, Evelyne. En 1973, a su vez viuda, Georgette parte, con Evelyne, a Suiza, donde morirá en el 2012, a sus 93 años. Desde entonces, Evelyne es dueña del Bolero.

La única heredera es hija única de la segunda esposa del marido de la masajista de la cuñada de Ravel

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ROGER VIOLLET / GETTY Maurice Ravel, hacia el año 1925

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