AJEDREZ
BLANCAS JUEGAN Y GANAN
Los finales de peones pueden ser bastante difíciles, a pesar de su aparente simplicidad. Ello es así porque su lento movimiento nos obliga a calcular largas variantes, hasta verificar si en alguna de ellas se da la deseada coronación de un peón de nuestro bando o la temida de un peón contrario. Esta obra de Alexey Troitzky, de 1913, exige un gran trabajo en equipo para promover al candidato de a2.