El Supremo de Pakistán ordena investigar a Sharif por corrupción
Los jueces no ven de momento pruebas suficientes para cesar al primer ministro
El Tribunal Supremo de Pakistán ordenó ayer que se abra una investigación por corrupción al primer ministro, Nawaz Sharif, pero le salvó de la destitución al considerar que por el momento no hay suficientes pruebas. La oposición había exigido su cese después de que en el 2015 los llamados papeles de Panamá –la masiva filtración de documentos de un despacho de abogados panameño– destapara las supuestas sociedades en paraísos fiscales de tres de sus hijos, lo que puso en cuestión los negocios de la familia Sharif.
A un año de las elecciones, el veredicto fue anunciado en medio de una gran tensión, con cerca de 1.500 agentes de policía desplegados alrededor de la sede del tribunal, en Islamabad, donde se habían congregado partidarios y detractores del primer ministro. Mientras unos gritaban “¡Vete Nawaz, vete!”, los seguidores de Sharif celebraron el veredicto repartiendo dulces.
Los cinco jueces del Tribunal Supremo estuvieron divididos: dos votaron a favor de la destitución del primer ministro, argumentando que fue “deshonesto con la nación y también con el Parlamento”, mientras que los otros tres votaron en contra.
La sentencia ordena la apertura, en un plazo de siete días, de una comisión de investigación conjunta, con miembros de la oficina anticorrupción y los poderosos servicios secretos militares. El equipo tendrá dos meses para presentar sus conclusiones, después de lo cual un tribunal especial deberá pronunciarse.
“Es necesaria una investigación a fondo”, dijo el juez Asif Said Josa al presentar el veredicto, 549 páginas que arrancan citando la novela El padrino de Mario Puzo: “Detrás de toda gran fortuna hay un crimen”.
En el centro de la investigación estarán las transferencias bancarias desde sociedades en las islas Vírgenes británicas para adquirir propiedades en Londres. Según los papeles de Panamá, las cuentas estaban vinculadas a Maryam, la hija de Sharif y señalada como su sucesora política, y sus hijos Hasan y Husein.
La oposición acusa a la familia Sharif de utilizar un entramado de sociedades offshore para lavar una fortuna obtenida de forma ilegal o para evitar pagar impuestos. Sharif lo niega, asegura que su fortuna familiar es limpia y que las acusaciones sólo tienen una motivación política.
Su partido, la Liga Musulmana de Pakistán-Nawaz (PML-N), aplaudió el veredicto, mientras que su hija Maryam tuiteó una foto de la familia celebrándolo.
La bolsa de Karachi reaccionó con alzas. La destitución de Sharif, considerado un gobernante favorable a las empresas, habría abierto una brecha de inestabilidad en Pakistán, cuya economía vive un moderado crecimiento económico y donde el Gobierno y el poderoso ejército parecen haber sellado algo de paz.
Pese al triunfalismo de los partidarios de Sharif, los analistas creen que el veredicto es un golpe a su credibilidad. Al fin y al cabo, dos jueces pidieron su cese y los otros tres vieron indicios suficientes para ordenar una investigación. Con las elecciones en mayo del 2018, la oposición no dejará que el tema se olvide.
En el 2015 los papeles de Panamá destaparon sociedades en paraísos fiscales de tres hijos del jefe de Gobierno