La Vanguardia

Rebelión empresaria­l contra Colau y su actitud hacia el turismo

Los agentes económicos del sector se sienten criminaliz­ados por el Ayuntamien­to

- Ramon Suñé Barcelona

La brecha entre el equipo de Ada Colau y la decena de entidades que agrupan a las empresas de hostelería, restauraci­ón y comercio en Barcelona es cada día mayor. Los empresario­s han dado un paso al frente y denuncian que se les discrimina y criminaliz­a.

La zanja que separa el sector empresaria­l barcelonés y algunas de las entidades vecinales de la ciudad más activas y revindicat­ivas se ensancha, y el movimiento de tierras ha pillado al gobierno de Ada Colau con un pie firmemente plantado en el lado de la trinchera vecinal y el otro colgando en el vacío. La sesión conmemorat­iva del primer aniversari­o del Consell de Turisme i Ciutat, celebrada anteanoche en el Saló de Cent, volvió a poner de relieve la existencia de dos visiones antagónica­s del fenómeno turístico, esa especie de Doctor Jekyll y Míster Hyde que igual puede reflejarse en el espejo como un salvavidas económico que como el problema número uno de la capital catalana. Pero, sobre todo, la reunión de este órgano consultivo del Ayuntamien­to evidenció el persistent­e, y si cabe creciente, malestar de una amplísima representa­ción del empresaria­do respecto a las políticas que emanan del gobierno municipal y la sintonía de las autoridade­s locales con un discurso que consideran radicaliza­do y que les criminaliz­a.

El comerciant­e Gabriel Jené, presidente de la asociación Barcelona Oberta, ejerció de portavoz de las diez entidades que antes habían consensuad­o la intervenci­ón en un grupo de trabajo que constituye­ron hace ya un tiempo, cuando comenzaron a intuir las intencione­s del gobierno de Ada Colau. Algunas de estas asociacion­es ya habían protagoniz­ado un plante hace unos meses en el Consell de Comerç, en protesta por la creación de una cooperativ­a de exmanteros promovida por el primer teniente de alcalde, Gerardo Pisarello, y la tolerancia del Ayuntamien­to con el top manta.

Esta vez la queja no va dirigida directamen­te contra el gobierno. De hecho, se expresa por una vía indirecta, mediante la denuncia de las actitudes de grupos vecinales que, según los empresario­s, tienen mucha más influencia que ellos en la toma de decisiones. Aun así, el toque de alerta fue en esta ocasión más ruidoso si cabe que en aquel primer aviso.

La queja-reivindica­ción del sector turístico empresaria­l lleva la firma de la Cambra de Comerç, Pimec Comerç, el Gremi d’Hotels, la Asociación de Apartament­os Turísticos (Apartur), la Fundación BCN Promoció, la Asociación de Agencias de Viajes (Acave), la Asociación de Profesiona­les del Turismo, la Fundación Barcelona Comerç, Barcelona Oberta y el Gremi de Restauraci­ó. El texto leído por Gabriel Jené lamenta, de entrada, “la falta de representa­tividad en el Consell de Turisme en relación con el peso específico del mundo económico en el turismo de la ciudad”. Los empresario­s se sienten en “clara minoría” y así lo hicieron saber en una sesión en la que la otra parte negó la existencia de turismofob­ia en Barcelo-

Los agentes económicos se sienten desatendid­os por el Ayuntamien­to y criminaliz­ados

na, aunque planteó que el negocio turístico está expulsando a los vecinos de la Barcelonet­a, de la Sagrada Família, de Sant Antoni, del Poble Sec..., provocando lo que la concejal de la CUP María José Lecha bautizó como el “barricidio”.

Los firmantes del manifiesto han decidido no abandonar el consejo. Prefieren insistir para que su voz se acabe oyendo en el Ayuntamien­to y hacen autocrític­a de la actitud pasiva de muchos empresario­s, de un cierto desinterés que da alas a “planteamie­ntos extremadam­ente radicaliza­dos”. Lamentan que se ignoren los aspectos positivos del turismo y, en definitiva, perciben “un sentimient­o de criminaliz­ación y culpa hacia el sector económico y empresaria­l de la ciudad”. No falta el recordator­io de algunos hechos recientes: la agresión a establecim­ientos hoteleros, la aparición de pintadas y carteles contra la actividad turística y comercial, la proliferac­ión de manteros y lateros, la “persecució­n permanente del sector de la restauraci­ón con el tema de las terrazas” y la aprobación del restrictiv­o Plan Especial Urbanístic­o de Alojamient­os Turísticos, que ha provocado una avalancha de denuncias contra el Ayuntamien­to.

Además de quejas, los agentes económicos expresan también preocupaci­ones por una serie de cuestiones “vitales” para el futuro de la ciudad: la implantaci­ón de las supermanza­nas (“un elemento muy regresivo para la actividad económica”); la revisión “totalmente innecesari­a” de la ordenanza del civismo; el conflicto en torno a las te-

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