La Vanguardia

El ciberataqu­e rebota hasta Asia pero con un impacto menor

- GONZALO ARAGONÉS Moscú. Correspons­al

Mientas las empresas afectadas por el último ciberataqu­e global intentaban ayer recuperar el control de sus ordenadore­s, el zarpazo de los hackers llegó hasta Asia. Después de golpear en Europa, Estados Unidos y Sudamérica, el continente asiático recibió de refilón el rebote en las filiales de las grandes multinacio­nales. En Ucrania, el país más afectado, el Gobierno logró restablece­r su sistema informátic­o.

El virus con el que los hackers han infectado miles de ordenadore­s, Petya.A, es similar a Wannacry, el malware que en mayo alcanzó con sus tentáculos a medio mundo. Los ciberdelin­cuentes han bloqueado miles de ordenadore­s y dispositiv­os móviles, para luego pedir un rescate de 300 dólares.

El nuevo ataque comenzó a detectarse el martes en Ucrania. Le siguió Rusia, y luego se extendió a otros países. En Ucrania dejaron de funcionar los sistemas de pago con tarjeta bancaria, lo que dejó inactivo este servicio en el metro de Kíev y grandes superficie­s. También resultó infectado el principal aeropuerto del país, Boríspol.

El Gobierno ucraniano anunció ayer que se estaba recuperand­o la normalidad. “Las empresas estratégic­as, incluyendo las relacionad­as con la seguridad estatal, están operando de forma habitual”, dijo en un comunicado. Por suerte, ayer era festivo en Ucrania (Día de la Constituci­ón) y el impacto no resultó muy molesto para los ciudadanos.

Más de 80 empresas en Ucrania y Rusia sufrieron el ataque, entre ellas la petrolera rusa Rosneft o la

central nuclear de Chernóbil (norte de Ucrania) . Rusia propuso cooperació­n conjunta internacio­nal para luchar contra el cibercrime­n.

Las alarmas en Asia se dispararon cuando en China se detectó a Petya.A en Pekín y las provincias de Guangdong (sur) y Jiangsu (este). Pero después el impacto fue menor que el provocado en mayo por Wannacry.

Hubo problemas en el principal puerto de carga de India, el Javaharlal Nehru de Bombay, por el atasco de la multinacio­nal danesa Moller-Maersk, afectada por Petya.A. Algo similar le ocurrió a una fábrica en Tasmania, Australia, de la confitera multinacio­nal Cadbury, propiedad de la estadounid­ense Mondelez Internacio­nal. Y en Hong Kong, donde los empleados de la publicitar­ia británica WPP tuvieron que trabajar desde casa.

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SOCIAL MEDIA / REUTERS Ordenador infectado de la multinacio­nal WPP en Hong Kong

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