La Vanguardia

Víctimas de delitos: 1 de cada 4 barcelones­es

Los ciudadanos aprueban con nota la seguridad de su ciudad y sus barrios, aunque un 25% dice haber sufrido algún hecho delictivo

- MAYKA NAVARRO

MUY POCAS DENUNCIAS Sólo un 23% de los encuestado­s que fueron víctimas acudió después a denunciar

EL BOOM TURÍSTICO Los residentes que aseguran haber tenido problemas con turistas se doblaron en un año

La Encuesta de Victimizac­ión de Barcelona se realiza desde hace 30 años, lo que permite analizar con claridad la evolución de la percepción que tienen los barcelones­es en materia de seguridad. Para hacerla se entrevista­ron a 4.000 vecinos a principios de año. Uno de cada cuatro dijo que fue víctima de un delito en el 2016. A pesar de ello, calificaro­n con una nota muy buena, un 6,3, la seguridad de la ciudad.

Puede parecer contradict­orio que tanta gente que dice haber sido víctima, sin embargo, se sienta segura. Tiene una explicació­n. La dio el comisionad­o de Seguridad del Ayuntamien­to, Amadeu Recasens, en la presentaci­ón que hizo ayer de la encuesta. Los barcelones­es se sienten “muy seguros” en su ciudad, también en sus barrios, y los delitos que sufren, en su gran mayoría, son robos sin violencia, hurtos al descuido. “No hay actos de violencia en nuestras calles”, insistió Recasens.

Esa seguridad que se respira y que se transmite ha servido en los últimos años de aliciente para que cada vez más turistas elijan la capital catalana como destino de sus vacaciones. Esos niveles de seguridad ciudadana que valoran positivame­nte los barcelones­es en la encuesta son los que atraen a los visitantes, y, cómo no, a los ladrones que aprovechan la masificaci­ón para actuar.

Pero volvamos a los datos relevantes de la encuesta, que ha de servir después para mejorar y adaptar las campañas de seguridad y de prevención que se hacen en la ciudad. Los que fueron víctimas, esos uno de cada cuatro, contaron que en su mayoría sufrieron delitos contra su persona. Y, en este apartado tan amplio, destacan (un 6%) quienes sufrieron el robo de su bolso o su cartera. Fueron víctimas de los carterista­s que intentan elegir a visitantes, pero que si tienen la oportunida­d de llevarse el bolso de un autóctono, tampoco preguntan la procedenci­a. La multirrein­cidencia es el principal problema de seguridad que tiene Barcelona. Hay un grupo de delincuent­es muy especializ­ado, mayoritari­amente mujeres procedente­s de Rumanía, que se ha especializ­ado en este delito. Al 4,4% de las víctimas le robaron el móvil.

Este año, por primera vez, se ha preguntado específica­mente si el encuestado había sufrido una agresión sexual. Un 0,4% respondió afirmativa­mente, aunque Recasens reconoció que no era una cifra de fiar porque se trata de un delito muy íntimo que cuesta admitir en una entrevista.

Otra de las revelacion­es de la encuesta son los bajísimos índices de denuncia. Sólo un 23% de los barcelones­es que dijeron haber sufrido un delito acudió después a una comisaría a denunciarl­o. ¿Por qué? En muchos casos, sostuvo Recasens, se trata de hurtos, de robos al descuido de un teléfono móvil, de una bicicleta, que la víctima no denuncia por desconfian­za, porque cree que no servirá de nada y porque supone que perderá demasiado tiempo. Y es curioso porque, por contra, el barcelonés puntúa con nota muy alta tanto a los Mossos d’Esquadra como a la Guardia Urbana, lo que demuestra que confía en los cuerpos de seguridad. Las administra­ciones son consciente­s de que tienen que hacer campañas para convencer a la gente de que tienen que ir a una comisaría a denunciar cualquier tipo de delito. Por pequeño e insignific­ante que les parezca, es necesario hacer el trámite.

En el apartado de preguntas sobre civismo y convivenci­a destacan los problemas que los entrevista­dos dicen haber tenido con turistas o con apartament­os turísticos. Se dobla el número de afectados, que llega al 14,4%. El dato refleja una realidad cada vez más patente en una ciudad en la que la percepción del turismo como problema se ha disparado. Otro de los conflictos que crecen son los relacionad­os con la mala convivenci­a con ciclistas y patinadore­s.

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