“El uso de parches o geles de silicona inmediatamente tras el traumatismo reduce la probabilidad de que aparezca un queloide”
Para muchas personas, tener cicatrices en determinadas partes del cuerpo supone un problema de autoestima. En la época estival este malestar se agrava, ya que, con las altas temperaturas, usamos prendas de ropa que dejan al descubierto muchas más zonas de nuestra anatomía. En esta entrevista hablamos con el Dr. Dídac Barco, dermatólogo del Hospital Quirón Teknon y especialista en el tratamiento de las cicatrices, para que nos explique mucho más acerca de esas marcas que residen en nuestra piel.
Dr. Barco, ¿podemos decir que hay cicatrices más leves y cicatrices más severas?
Sí. Existen cicatrices casi imperceptibles y otras especialmente visibles y molestas como los queloides, que son formaciones de un tejido cicatricial excesivo que rebasa los bordes de la herida. Los queloides son frecuentes después de quemaduras, de acné en la espalda o en el pecho, y en intervenciones en la zona pectoral (cirugía cardíaca o mamoplastias).
¿Por qué se forman los queloides en nuestra piel?
Aunque no sabemos los motivos exactos, sí conocemos que hay dos factores esenciales en su origen. En primer lugar, un depósito excesivo y desordenado de colágeno –la proteína que forma las cicatrices–. Y, en segundo lugar, en las fases iniciales de la cicatrización hay también una proliferación aumentada de vasos sanguíneos que favorecen un metabolismo demasiado acelerado del tejido cicatricial.
¿Existe alguna forma de prevenir los queloides?
Se ha demostrado que el uso de parches o geles de silicona inmediatamente tras el traumatismo reduce la probabilidad de que aparezca un queloide. Del mismo modo, existen estudios que muestran que la aplicación precoz de láseres en la cicatriz (incluso en el día en que se retiran los puntos) reduce la frecuencia de su aparición.
¿Qué tipo de tratamientos lleva a cabo el Dr. Barco para mejorar el aspecto de los queloides?
Depende del tiempo de evolución. Si podemos tratarlos durante los primeros tres meses, empleamos láseres vasculares de última generación para reducir la formación de vasos sanguíneos y reducir el metabolismo de la herida, además de láseres fraccionados para mejorar la disposición del colágeno anómalo. Si el queloide es antiguo, se beneficia de la aplicación de nitrógeno líquido y la inyección de antiinflamatorios dentro del mismo. Las técnicas más vanguardistas incluyen la liberación transcutánea de medicamentos dentro del queloide mediante láser fraccionado ablativo: este abre canales dentro del queloide que comunican con el exterior y que se usan para que penetren medicamentos tópicos aplicados inmediatamente tras el procedimiento.
¿Pueden desaparecer los queloides?
Por el momento, no. En un gran número de casos se consiguen mejorías muy notables con tratamientos sencillos si se aplican de forma precoz (nitrógeno líquido, inyección intralesional de fármacos). En casos avanzados, es frecuente que utilicemos láseres para reducir la coloración rojiza y el volumen de los mismos, además de las técnicas mencionadas. Aunque no desaparecen, hoy en día disponemos de tantas técnicas que es muy improbable que no podamos mejorar los queloides.