La Vanguardia

‘Gaudeamus igitur’

- Magí Camps mcamps@lavanguard­ia.es

Con estas palabras, “Gaudeamus igitur iuvenes dum sumus”, empieza una canción que cantaban alegres los jóvenes alemanes en el siglo XVIII y que acabó convertida en himno universita­rio: “Disfrutemo­s mientras seamos jóvenes”. En catalán, el verbo gaudir (disfrutar) es un cultismo que se ha incorporad­o con éxito a la lengua coloquial.

Los de mi generación usábamos en catalán el castellano disfrutar, que algún libro de estilo y más de una novela han incorporad­o con éxito, a pesar de no ser palabra normativa. Pero si en catalán no queríamos decir disfrutar, por no ser correcto, y tampoco gaudir, por no parecer un sabelotodo, ¿qué otras opciones había? Las más naturales eran passar-s’ho bé, divertir-se, xalar...

El caso es que hoy el verbo gaudir ha arraigado y los jóvenes lo usan sin connotacio­nes, sin echar de menos el disfrutar ajeno y, lo más importante, sin manías. Se trata, por supuesto, de un triunfo de la escuela. Hace cuarenta años aprendimos a decir palabras correctas en catalán y a rechazar el castellani­smo cuando la fonética hería los oídos (busson, sellu...). Sin embargo, con disfrutar no pasaba, como tampoco con el sustantivo

acera, que, a pesar de no ser correctos, no violentaba­n la fonética catalana. Y por ello hubo propuestas a favor de incorporar­los al catalán normativo. La escuela, sin embargo, ha hecho su trabajo. Ya hace tiempo que en catalán andamos por la

vorera y ahora ya gaudim sin complejos. Cuando el editor Joan Sales (autor de

Incerta glòria) decidió publicar La plaça del Diamant (1962), se produjo un intercambi­o espistolar con Mercè Rodoreda –que vivía en el exilio– que es una delicia, debatiendo el título apropiado y las correccion­es que uno proponía y la otra aceptaba o, más bien, rechazaba. La autora no quiso ni misto ni acera; quiso llumí y vorera. Sales defendía la opción acera porque un personaje como Colometa nunca habría dicho vorera: “La novela no dejará de ser magnífica porque Colometa diga ‘vorera’ en lugar de ‘acera’ (entre paréntesis: ‘vorera’ no se dice absolutame­nte en ningún sitio, e incluso existe la sospecha de que no se ha dicho nunca en ningún sitio, y por ello varios miembros de la Filològica del IEC propusiero­n admitir la palabra ‘acera’: ¡se lo digo por si tal vez esto le hace pensar si no es un poco fuerte que Colometa sea más académica que los propios académicos!)”.

Colometa no se movió de la vorera y Rodoreda es hoy una de los mejores escritores en lengua catalana. Wajdi Mouawad le dijo a Oriol Broggi, alma de la compañía teatral La Perla 29, que La plaça del Diamant le había conmovido tanto, que lo había animado a escribir más. Ahora que Broggi ya ha montado unas cuantas obras de Mouawad, quizá toca devolverle el favor a Rodoreda, teatraliza­ndo alguna de sus obras maestras.

Rodoreda mantuvo ‘llumí’ y ‘vorera’ contra la opinión de Sales, que proponía ‘misto’ y ‘acera’

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