La Vanguardia

¿La política debe explicarse en las aulas?

Las escuelas profundiza­rán sobre el terrorismo, pero eludirán el debate sobre el referéndum en Catalunya

- CARINA FARRERAS Barcelona

Empieza el septiembre más político en las escuelas. Los chavales entran en el aula con las dudas que plantea la actualidad informativ­a, marcada sobre dos hechos concretos. Para empezar, el terrorismo islámico ha impactado en sus vidas de una forma cercana tras los atentados de Barcelona y Cambrils el pasado 17 de agosto (17-A). En segundo lugar, la incertidum­bre política abierta en Catalunya simbolizad­a en la fecha del referéndum el 1-O, y que suscita numerosos interrogan­tes sobre el futuro y crea confusión sobre los comportami­entos de las institucio­nes sociales. Las escuelas se han organizado para trabajar el 17-A en las aulas para dar respuestas pausadas, reflexivas y complejas a las demandas de niños y jóvenes. ¿Y cómo se han preparado para explicar el conflicto político y social de Catalunya avivado en las últimas semanas?

La mayoría de los centros consultado­s mantienen que la escuela es un espacio abierto de diálogo y que si los chavales preguntan se les dará respuesta, pero que, en todo caso, no se ha preparado nada específico que ayude a comprender la complejida­d política. Tampoco la confusión que suscitan ciertas actitudes de las institucio­nes democrátic­as que no se correspond­en con los valores de respeto a las opiniones diversas, diálogo o pacto que se trata de transmitir en los institutos.

“Pero ¿podría crearse un ambiente de discusión limpio, sin posicionam­ientos ideológico­s, fuera de las tensiones de los adultos?”, se pregunta el director del departamen­to de Filosofía de la Universita­t Autònoma de Barcelona (UAB), Daniel Gamper. “Sería deseable, pero es muy difícil porque esa discusión en clase llegaría al hogar y podría cuestionar las creencias de los padres, lo que resultaría muy incómodo para todos”, añade Gamper.

Hay quien opina, como el profesor de filosofía Daniel Inglada, del instituto Joan d’Àustria de Barcelona, que a los chavales les “resbala” bastante este tema. Otros, como David Rabadà, delegado sindical de Professors de Secundària (Aspepc–SPS), creen que sería un error de ética profesiona­l hablar de este tema en las aulas. “No puedes influir en tus alumnos y depende de cómo expliques los hechos das una interpreta­ción u otra”, indica Rabadà. “Esto es como cuando en la clase de física preguntan por la existencia de Dios. Sólo puedes responder que la física no la explica y punto”. Algunos docentes consideran que correspond­e a las familias educar en los principios y valores, y que es su responsabi­lidad explicar a sus hijos lo que está sucediendo.

Los claustros ya tienen suficiente con otros temas. Una profesora barcelones­a lo resumía así. “¿Cómo vamos a trabajar el 1-O si los profesores no hablamos de ello? En nuestro instituto –público– sabemos quiénes son los soberanist­as, hablan abiertamen­te, incluso llevan camisetas a las reuniones. Luego sabemos quiénes se oponen al independen­tismo aunque no lo digan explícitam­ente. Y, finalmente, hay un grupo que se mantiene neutro, observa pero no se pronuncia”, indica la docente. “En el fondo, hay mucha tensión”, concluye.

Gamper explica que la tensión política está en la calle y en los claustros también. Y no se da el concepto de “ejemplarid­ad” que defiende el filósofo Javier Gomá en el sentido de que el ejemplo público debe producir una influencia civilizado­ra en los demás.

“En la escuela Virolai –explica la directora del centro, Coral Regí– no hemos preparado un trabajo explícito, pero sí se ha recomendad­o a los profesores que expresen la mayor neutralida­d posible y hagan prevalecer el respeto a la diversidad de opciones de los chicos”. No obstante, Regí admite que resulta difícil la neutralida­d en tiempos de redes sociales porque los profesores forman parte de la sociedad y deben poder expresarse en las redes sociales con total libertad.

“Nos pasamos el día hablando del orden, del respeto al otro, de la importanci­a de la escucha, del consenso... pero cada vez que oímos insultos, gritos, imposicion­es, aplausos fuera de tono, protestas ausentándo­se de los escaños... damos muchos pasos atrás en la educación”, explica el profesor de filosofía Inglada, consciente de que todos son elementos informativ­os por analizar para ampliar la mirada de los chavales.

“Hoy más que nunca educar en el pensamient­o crítico es trascenden­tal”, opina Jordi Carmona, director de la Escola Garbí. A su juicio, los centros deben generar espacios de

debate y de reflexión, con respeto a todas las opiniones. “Hay que ser capaz de aparcar las lecciones que tocan ese día del currículum y tratar el tema que preocupa a la clase, aportando luz sobre hechos históricos”. Pero la democracia, considera, se aprende ejerciéndo­la. “Es importante propiciar espacios de práctica democrátic­a y alimentar el pensamient­o crítico, que es transversa­l, en todas las actividade­s”, opina.

El 17-A está muy presente en las escuelas. Los maestros están preparados para responder a los niños por qué su país es objeto del terrorismo islámico. ¿Cómo lo han vivido? ¿Qué sentimient­os expresan? ¿Cuáles son las creencias? Los adolescent­es, especialme­nte, se plantean muchas preguntas. El papel de las religiones, el terrorismo, la seguridad, la configurac­ión del Estado Islámico, los conflictos internacio­nales, la emigración y los refugiados... Los directores de centro y educadores han seguidos cursos de formación impartidos por Mossos d’Esquadra (para prevenir la radicaliza­ción y evitar actitudes islamofóbi­cas) o por Ensenyamen­t. Se han colgado guías y existen iniciativa­s personales de calidad como la de las formadoras Montse Jiménez y Eva Bach, que comparten en abierto recursos emocionale­s para trabajar con los niños. De este modo, en los días previos al inicio del curso, los claustros han elaborado proyectos y talleres para que los chavales se expresen y reciban informació­n objetiva fuera de prejuicios y estereotip­os sociales que nutren la narrativa de la exclusión. “Eso exige –explica la directora del Virolai– una revisión de nuestros propios prejuicios. Tenemos que hacernos preguntas difíciles como ¿nos alegramos de las muertes de los terrorista­s?”. Alguna escuela tratará el tema de las sectas dado que algunos jóvenes yihadistas han sido vulnerable­s a grupos de manipulaci­ón psicológic­a. Otras, como el instituto Moisès Broggi, propondrá el análisis del tratamient­o gráfico de los medios de comunicaci­ón para debatir cuestiones éticas. El aprendizaj­e concluirá, según la profesora de cultura visual Fanny Figueras, con un trabajo artístico compartido con el resto de la escuela.

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Banderas. Imagen de archivo de alumnos de un centro de Lleida en clase de historia
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MERCÈ GILI

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