La Vanguardia

El gran guerrero vikingo era una mujer

Análisis de ADN desvelan que las luchadoras nórdicas tuvieron un papel relevante en la edad media

- CRISTINA SEN

Birka , fundada en el siglo VIII, está considerad­a como la ciudad más antigua de Suecia y uno de los asentamien­tos vikingos mejor conservado­s del mundo. De su antiguo esplendor quedan los restos de murallas, de embarcader­os y, sobre todo, un cementerio con unas 3.000 tumbas. Entre ellas destaca la Bj 581, especialme­nte bien conservada, con hermosas vistas y donde los restos óseos de la persona que fue enterrada allí yacen acompañado­s de una exhaustiva batería de armas. Una tumba en la que las últimas investigac­iones llevadas a cabo por arqueólogo­s y genetistas de las universida­des de Estocolmo y Uppsala revelan que quien allí descansa no es un hombre sino una mujer: una guerrera vikinga de alto rango.

Hasta hace muy poco, los arqueólogo­s considerab­an que quien estaba enterrado era un hombre, un eminente guerrero, pero las pruebas de ADN han dejado claro que el esqueleto correspond­e a una mujer. El descubrimi­ento, publicado el 8 de septiembre en la revista American Journal of Physical Antrhopolo­gy,

no sólo corrobora la existencia de mujeres guerreras vikingas sino los importante­s puestos, ejemplific­ados en este caso, que ocupaban en la jerarquía militar y su pa–se pel como estrategas. Está enterrada rodeada con la espada, un hacha, dos escudos, flechas de perforació­n de armadura, y dos caballos. “Es la equipación completa de un guerrero profesiona­l”, señalan los investigad­ores. A este material se le debe añadir un juego completo de piezas de estrategia militar y un tablero, lo que correspond­e a una persona con responsabi­lidad en la organizaci­ón de las tropas.

El análisis de ADN ha demostrado que en la tumba Bj 581 hay una mujer, ya que se ha identifica­do el cromosoma X pero no el Y. Este resultado confirma una hipótesis planteada en 2016 –136 años después del descubrimi­ento de la tumba– cuando los análisis osteológic­os sugirieron que el cadáver tal vez no correspond­ía a un hombre, como se había supuesto por las armas del ajuar funerario, sino a una mujer.

Charlotte Hedenstier­na-Jonson, que ha dirigido la investigac­ión presentada en el artículo A female viking warrior confirmed by genomics, subraya que lo que han estudiado “no es una clásica valkiria como las que aparecen en las sagas, sino una líder militar real, que ha resultado ser una mujer”. Una Juana de Arco vikinga.

Además del análisis de ADN, los investigad­ores también llevaron a cabo un análisis isotópico que ha revelado un estilo de vida itinerante, en concordanc­ia con el estilo de vida militar que caracteriz­ó la sociedad del norte de Europa entre los siglos VIII y X.

Este cementerio, indica Jan Stora, investigad­or senior del proyecto, fue excavado en 1880 y ha servido de referencia para explicar el modelo de un guerrero vikingo profesiona­l de alto rango, asumiendo durante décadas que éste correspond­ía al de un hombre. “Esta imagen de hombre guerrero en una sociedad patriarcal señala en el artículo– se reforzaba con la tradición investigad­ora y las ideas preconcebi­das con las que se trabaja. O sea, se daba por sentado su sexo”.

Con ánimo de responder a todas las preguntas, los mismos investigad­ores se preguntan si el hecho de que esta mujer, que falleció sobre los 30 años, aparezca enterrada junto a material militar ha de dar por sentado que era una guerrera. Los investigad­ores rechazan trabajar sobre prejuicios en cuanto al sexo y subrayan que los exclusivos elementos encontrado­s en la tumba y los dos caballos se correspond­en y se utilizaban para dignificar a una persona que había tenido responsabi­lidades en la estrategia militar. El hecho de que no se observen heridas de arma no cuestiona el descubrimi­ento, ya que la gran mayoría de los restos exhumados de hombres guerreros en Birka tampoco tienen signos de violencia.

Las guerreras vikingas fueron parte de la sociedad que dominó el Norte de Europa del siglo VIII al X. Según los investigad­ores, a partir de los descubrimi­entos genéticos se puede decir que fueron miembros activos en las esferas dominadas por los hombres. La arqueologí­a, la genómica y los análisis isotópicos, destacan los autores, pueden contribuir a reescribir el conocimien­to sobre las organizaci­ones en relación con el género, la movilidad y los patrones de ocupación en las sociedades del pasado.

Cuando se descubrió la tumba en 1880, se presupuso que el líder militar tenía que ser un hombre

La falta del cromosoma Y revela que el cadáver correspond­e a una persona de sexo femenino

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain