La Vanguardia

Aires de Cuba

- Daniel Fernández

Como a muchos otros conciudada­nos, el pasado miércoles me dejó atrapado en mi coche un piquete (de hecho, un piquetín). Debía tomar un avión ese día, pero claro, no les voy a venir con menudencia­s cuando están en juego la democracia y la libertad. O eso me tuve que oír, aunque a mí me parezca que la libertad sea otra cosa, más vinculada a la ahora tan denostada democracia parlamenta­ria, reglada y hasta aburrida. Pero no estamos por matices en estos tiempos aciagos. En fin, el paro de país del miércoles sí que puso de relieve que los organizado­res eran los CDR, Comités de Defensa de la República, un nuevo invento de la misma agencia de publicidad que nos produjo hermosas marchas de antorchas (tan apreciadas en toda Europa) y últimament­e la proliferac­ión de un lazo amarillo que –Support Our Troops– en Estados Unidos es el símbolo de que uno está con los soldados que se encuentran lejos. La caballería y sus pañuelos amarillos al cuello, ya saben. Y por supuesto, la canción, She wore a yellow ribbon. Los Johns, Ford y Wayne, y la trilogía de la caballería: “Far away, far away / she wore it for her soldier / who was far, far away”…

Pues bien, entre toda esta no sé si usurpación, pero sí uso de símbolos tomados de aquí y de allá, lo de los CDR me parece que, esta vez sí, es una solemne metedura de pata. Porque desvela y anticipa las peores intencione­s y porque cualquiera que haya estado o leído un poco sobre la

Cualquiera que haya leído un poco sobre Cuba sabe lo que son los Comités de Defensa de la Revolución

Cuba postrevolu­cionaria sabe lo que son los Comités de Defensa de la Revolución, los CDR, un invento de 1960 que es el gran organismo de control y delación del régimen de los Castro. Cada manzana, cada cuadra de la isla, tiene su CDR, formado por individuos afectos, con un presidente al que acompañan siempre, en la célula básica, un responsabl­e de vigilancia (tal cual), otro ideológico (ídem) y finalmente uno de trabajo voluntario (ejercicios saludables como la zafra y demás). Y sumando CDR a CDR se llega al comité de zona, etcétera. Y así se sabe quién duda, quién se emborracha, quién se acuesta con quién. Y todo es un Estado parapolici­al en el que más de siete millones y medio de cubanos (basta con ser mayor de catorce años para encuadrars­e en el CDR) vigilan al resto y disfrutan de su poder mezquino y delegado. Si va por ahí el modelo social que algunos nos proponen, pues qué quieren que les diga… Realmente son un gran invento, muy democrátic­o, muy de base, justificad­o en su día por el enemigo exterior y para organizar la defensa de la revolución manzana por manzana por si llegaban los gringos, pero que ahora es una policía de pensamient­o, moral y costumbres que, si no fuera por el relajo consuetudi­nario cubano, daría todavía más miedo del que da.

Vamos, que nos prometen realmente un horizonte de libertad dentro del nuevo orden digamos que muy discutible. Habían anunciado el mambo, pero está claro que lo que de verdad les va es la habanera. Que por algo es tan popular en el Empordà.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain