El Nàstic regresa a su peor versión
Nueva oportunidad desaprovechada ayer por el Nàstic en el Nou Estadi ante el Oviedo (1-2) para coger distancia con la zona de descenso. Con todo de cara, con el 1-0 gracias a un penalti provocado por la veteranía de Uche y transformado por la calidad de Barreiro (40), entregó el equipo de Rodri el balón. Tras una buena primera parte pensó el Nàstic que sería capaz de amarrar hasta el final una victoria mínima, pero el Oviedo, que falló un penalti con el 0-0 (20), fue más valiente, se lanzó a buscar con todo a su rival y obtuvo premio.
A pesar de la superioridad asturiana en prácticamente toda la segunda mitad, con múltiples ocasiones falladas, el 1-1 llegó tarde (71) y de estrategia con un buen cabezazo de Carlos Hernández en un córner defendido de forma pésima. El ovetense remató totalmente solo desde el límite de la área pequeña.
Para el capítulo de las lamentaciones estériles, que Uche perdonó el 2-0 cinco minutos antes del empate con una buena internada que acabó con un remate que se fue rozando el poste, con el portero ya superado.
El empate, más que anunciado y merecido, pareció despertar por fin al Nàstic. Reaccionaron los de Tarragona, dieron señales de vida en ataque y fueron capaces de provocar la expulsión del autor del gol visitante por unas manos que merecieron la segunda amarilla (87).
Con cinco minutos de descuento por delante y contra diez, el empate parecía asegurado, pero no. Siguió creyendo más el Oviedo del hiperactivo Juan Antonio Anquela y su fe provocó in extremis (92) el tercer penalti del partido. Mossa, ex del Nàstic y autor de la pena máxima del 1-0, provocó con picardía la falta en el interior del área. “Me he dejado caer”, explicó, sincero. Aarón Ñíguez no perdonó el 1-2.
“Tenemos que ser más listos, con el 1-0 nos hemos ido atrás”, reconoció tras la derrota Manu Barreiro. La derrota ante un Oviedo que aún no había ganado fuera consolida al Nàstic como el segundo peor local de Segunda División y lo condena a seguir mirando de cerca los puestos de descenso, a pesar de su gran rendimiento fuera de casa.