El Barça cambia de rival
El equipo de Valverde llegará al clásico del Bernabeu con ventaja sobre el Madrid
“No somos aspirantes a la Liga. Pensar eso en la jornada 12 sería un grave error”, contemporizó Marcelino García Toral después del triunfo en el campo del Espanyol. Con 9 victorias y 3 empates, el Valencia es el único invicto junto al Barcelona y Mestalla vuelve a disfrutar después de muchos años de sinsabores. Separados por 4 puntos, el domingo medirán sus fuerzas en Mestalla en un partido para definir las jerarquías. Con el Madrid y el Atlético distanciados a 10 puntos, el Barça ha cambiado de adversario en el primer tramo del campeonato, aunque sigue vistiendo de color blanco. Liberado de las competiciones europeas, el Valencia tiene un calendario asequible en las cinco jornadas que faltan hasta el paréntesis de Navidad, prácticamente el ecuador de la Liga, y apunta al mantenimiento de su trayectoria triunfal.
El equipo de Ernesto Valverde arrancará este periodo con la visita del miércoles al estadio de Juventus. Un empate en Turín le asegura el primer puesto de la fase de grupos de la Liga de Campeones y le permitiría cerrar provisionalmente la carpe- ta europea para centrarse en el asunto doméstico. En este ámbito efectuará tres visitas a adversarios situados en plazas de competición europea: Valencia, Villarreal y Real Madrid, un clásico el del 23 de diciembre que puede resultar muy clarificador y acarrear consecuencias en función del resultado y de la situación de los equipos.
En este sentido, si hay una cosa segura es que el Barcelona se presentará en el Bernabeu con ventaja sobre el Real Madrid en la clasificación. El conjunto blaugrana disputará cuatro partidos hasta entonces y el blanco, tres, puesto que se aplazará su visita a Leganés en la semana previa al clásico por la disputa del Mundial de Clubs. Es decir, el equipo de Zidane podrá reducir su desventaja en 9 puntos suponiendo que se adjudique todos sus compromisos y el líder los pierda. Lógicamente, es un escenario inverosímil a la vista de las trayectorias de los históricos rivales y las sensaciones que transmiten. Valverde reconoció en Leganés que su equipo vive más de resultados que de juego. Pero no puede negarse que vive muy bien y que ha dado el tono adecuado en las citas más complicadas. La de Mestalla es una de ellas. Sólo hay que rememorar la visita del año pasado, con triunfo blaugrana gracias a un gol de penalti de Messi en el tiempo añadido y lanzamiento de objetos sobre los jugadores.
La situación del Barça y el Valencia es paradisiaca en comparación con la del tercer clasificado y las expectativas de un Real Madrid que prácticamente sólo aspira a ser segundo de grupo en la Liga de Campeones, no parecen muy prometedoras. Zidane no encuentra los goles de un Cristiano Ronaldo que ha perdido puntería y velocidad y el capitán, Ramos, apunta a un periodo de baja por su fractura en la nariz. En estas circunstancias, en plan funambulista y sin margen de error, el conjunto blanco tiene un desplazamiento a San Mamés en la jornada 14 y recibirá al Sevilla en la siguiente. A continuación volará a Abu Dabi para disputar el Mundial. Dos partidos que representan un estorbo porque difícilmente la alegría de la entidad o el rearme anímico del equipo por un hipotético triunfo podrán compensar el esfuerzo exigido en unas circunstancias que, al menos a día de hoy, son adversas. La final será el 16 de diciembre, siete días antes de clásico y de un parón que puede ser eterno para unos y efímero para otros.
El Valencia, invicto, aguanta el pulso del líder antes de la visita del Barcelona a Mestalla
El calendario hasta el paréntesis de Navidad es desfavorable para el conjunto de Zidane