Noche en blanco en Seúl
El presidente surcoreano Mun Jae In confiesa que no pudo dormir por los nervios y que la imagen de Kim y Trump juntos le conmovió
Si ayer hubo algún lugar donde la cumbre de Singapur entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el líder de Corea del Norte, Kim Jong Un, fue seguida con especial atención, fue en Corea del Sur, concretamente en la Casa Azul, como se denomina a la sede presidencial de este país. Su inquilino, Mun Jae In, confesó que le conmovió profundamente ver el inicio de esa histórica reunión y que las horas previas lo había pasado francamente mal.
Mun, sin duda el político que más ha intercedido para que la cita de Singapur tuviera lugar, no tuvo ambages en reconocer que había pasado una noche de nervios e insomnio a causa de esa cumbre. “Esta noche no he podido dormir”, confesó el presidente surcoreano en la apertura de la reunión semanal de su Gabinete, que se retrasó diez minutos para que todos sus miembros pudieran ver el histórico momento en que Trump y Kim se encontraban y se estrechaban la mano. Un gesto que conmovió especialmente a Mun y a su primer ministro, Lee Nak Yon.
Su inquietud se transformó en satisfacción al conocer el resultado de la reunión, que calificó de éxito, y agradeció a sus protagonistas su voluntad de impulsar una nueva era de relaciones. “Quiero expresar el mayor de los elogios ante su valor y determinación (…) y apostar por dar un paso arriesgado hacia el cambio”, dijo Mun, según una nota de la presidencia. Un acuerdo que dijo que “será recordado como un evento histórico que ha ayudado a derrumbar el último legado de la guerra fría que queda en el mundo”, añadió. Su entusiasmo llevó a Mun a declarar que se abre una nueva era en la que Seúl no escatimará esfuerzos para alcanzar la estabilidad regional. “Escribiremos un nuevo capítulo de paz y cooperación. Estaremos junto a Corea del Norte en este proceso”, añadió.
Pero si en Seúl no escondían sus emociones, en Pekín tampoco disimulaban su satisfacción. “China se alegra porque es lo que hemos estado esperando todo este tiempo”, dijo el portavoz de Exteriores, Geng Shuang, en su cotidiana rueda de prensa en Pekín, con relación al encuentro entre Trump y Kim, y les emplazó a trabajar para “construir la confianza mutua necesaria que permita la desnuclearización y el establecimiento de la paz en la península coreana”.
En su papel de gran valedor del régimen de Pyongyang, China planteó que la ONU considere la posibilidad de aliviar o levantar las sanciones que afectan a Corea del Norte, tras su voluntad manifesta de avanzar hacia la desnuclearización. “Creemos que el Consejo de Seguridad debe apoyar los esfuerzos diplomáticos y contribuir a la solución política de la situación en la península”, añadió Geng. Un comentario que sugiere que las autoridades del gigante asiático no están dispuestas a ceder su protagonismo en aras de un mayor acercamiento entre Corea del Norte y Estados Unidos.
Mucha mayor prudencia transmitió, en cambio, el Gobierno japonés, que hizo votos para que el régimen de Pyongyang cumpla su compromiso de avanzar hacia la desnuclearización. “Esperamos que Corea del Norte se porte como un país responsable”, dijo el ministro portavoz, Yoshihide Suga, quien destacó “el liderazgo y el esfuerzo del presidente Trump para hacer la reunión realidad”. El primer ministro nipón calificó de “primer paso” el compromiso sobre la desnuclearización y agradeció al presidente de EE.UU. que planteara el tema de los ciudadanos japoneses secuestrados por los servicios secretos norcoreanos en los años setenta del siglo pasado, cuya suerte se desconoce.
En Moscú la valoración fue mucho más fría. “El simple hecho de que los líderes de Estados Unidos y Corea del Norte se hayan reunido ya es positivo”, dijo el ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, quien precisó que aún no había visto los documentos acordados en esta reunión.
Quien se mostró más escéptico, cuando menos irónico, fue el Gobierno de Irán, cuyo portavoz, Mohamad Baqer Nobajt, advirtió a Corea del Norte que “no sabía con qué persona estaba negociando” y que Trump podría “cancelar el acuerdo antes de regresar a casa”. El resentimiento del país contra Estados Unidos es notorio, un mes después de su decisión de retirarse del acuerdo nuclear y de volver a imponer sanciones a Teherán.
Las Naciones Unidas consideraron positivo el encuentro. El secretario general de la organización, António Guterres, lo calificó de “hito importante en el progreso hacia la paz y la desnuclearización”, aunque advirtió que “implementar los acuerdos requerirá paciencia y apoyo de la comunidad global”. También urgió a las partes a “aprovechar esta oportunidad” y reiteró que la ONU está dispuesta a dar pleno apoyo al proceso.
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“Esperamos que Corea del Norte se porte como un país responsable”, advierte el Gobierno japonés