Cadena perpetua para la última terrorista neonazi del NSU
El tribunal alemán ve culpable a Beate Zschäpe aunque no fue autora material
La única superviviente del grupúsculo neonazi NSU, Beate Zschäpe, que cometió diez asesinatos por motivos xenófobos, fue condenada ayer a cadena perpetua por un tribunal de Munich, después de cinco años de proceso. Zschäpe, de 43 años, formaba parte de un trío terrorista de extrema derecha llamado Clandestinidad Nacionalsocialista (NSU, por sus siglas en alemán), que entre el 2000 y el 2007 mató a diez personas en distintas ciudades de Alemania, sin que la policía acertara a detectar el móvil racista de los crímenes. Las víctimas fueron pequeños comerciantes de origen turco –la mayoría– o griego, y una policía alemana a la que mataron para robarle el arma.
En su momento, la policía atribuyó los homicidios a ajustes de cuentas entre extranjeros, por lo que los familiares hubieron de soportar interrogatorios sobre tráfico de drogas o blanqueo de dinero. Una comisión parlamentaria de investigación consideró un “vergonzoso fracaso” de las fuerzas de seguridad la impunidad con que la célula mató durante años, siempre con la misma pistola. “La investigación fue en dirección incorrecta no debido a fallos de individuos concretos, sino debido a un racismo institucional”, dijo Alexander Hoffmann, abogado de las víctimas de un ataque con bomba en un barrio de inmigrantes de Colonia en el 2004, que el tribunal atribuyó también al NSU.
De hecho, sólo la muerte violenta de los dos hombres de la banda y la detención de Beate Zschäpe llevaron a descubrir hace siete años la existencia del grupúsculo. En noviembre del 2011, Uwe Böhnhardt, de 34 años, y Uwe Mundlos, de 38, aparecieron muertos en Eisenach (land de Turingia) tras cometer un atraco. Según los investigadores, al verse acorralados por la policía, se suicidaron a tiros en su furgoneta. Entonces Zschäpe se entregó; antes incendió el piso en el que vivía con ambos en Zwickau (land de Sajonia), pero no logró eliminar todo el material incriminatorio.
El Tribunal Superior de Munich halló a Beate Zschäpe culpable de los diez asesinatos del NSU, a pesar de que no los cometió materialmente, sino que fueron ejecutados por Böhnhardt y Mundlos. Pero la Fiscalía sostenía que Zschäpe “lo supo siempre todo, llevó todo adelante y, a su manera, codirigió y contribuyó” a los crímenes. Este razonamiento y la petición de cadena perpetua fueron asumidos por el tribunal en el juicio, que comenzó en mayo del 2013.
Ayer en Munich, el juez Manfred Götzl leyó la sentencia en una sala repleta. El tribunal subrayó la “especial gravedad de la culpa” de Beate Zschäpe, calificación que la privará de poder pedir la libertad condicional cuando haya cumplido 15 años de cárcel, posibilidad prevista en el Código Penal. La mujer lleva siete años en prisión preventiva. La defensa anunció que apelará al Tribunal Supremo. Uno de sus abogados, Wolfgang Heer, insistió en que no se ha probado “su presencia en el lugar de ninguno de los crímenes” y que ella “jamás disparó un arma ni hizo detonar una bomba”.
Los abogados defensores siempre presentaron a Zschäpe como una mujer ingenua, que vivía con Mundlos y Böhnhardt porque mantuvo con uno y otro relaciones sentimentales, y que no supo de los asesinatos hasta después.
La sentencia atribuye también al NSU dos bombas en barrios de inmigrantes de Colonia, que dejaron una treintena de heridos, y quince robos en bancos, oficinas de correos y supermercados. Además de Zschäpe, había otros cuatro procesados como colaboradores, que recibieron penas de entre 2 años y medio y diez años por delitos como pertenencia a organización terrorista y haber aportado la pistola.
El fallo no satisfizo a los familiares de las víctimas, ni a las comunidades afectadas. “Este fallo no debe ser de ningún modo el punto final a las explicaciones –dijo Gökay Sofuoglu, presidente de la Comunidad Turca en Alemania (TGD)–, porque no se han puesto al descubierto las redes de apoyo al NSU”.
El grupúsculo mató a diez personas entre el 2000 y el 2007, sin que la policía detectara la motivación xenófoba