El voto inútil de los Comunes
La primera ministra británica, Theresa May, ha prometido al partido laborista más votaciones en los Comunes antes de fin de mes sobre el Brexit. Pero estas votaciones no serán vinculantes. En realidad no tiene sentido que lo sean porque, hoy por hoy, Downing Street no tiene nada nuevo que ofrecer a los parlamentarios británicos. El voto final, este sí con todas las consecuencias políticas, será en marzo, poco antes del día 29, cuando expira el plazo para un acuerdo con la UE. Esta estrategia de la primera ministra deja a los laboristas sin apenas margen para influir en las negociaciones de May en Bruselas. El liderazgo Labour propone que el Reino Unido se quede en la unión aduanera, aunque no en el mercado único. Esta solución, que Bruselas ve como una salida al conflicto, garantizaría una frontera blanda entre las dos Irlandas, aunque, según May, no cumpliría con el mandato del referéndum del 2016 a favor de una salida completa de la UE. El plan de May es no buscar la votación de los Comunes hasta después de la reunión del Consejo de la UE el 21 y 22 de marzo para poner a los diputados ante la disyuntiva del todo o nada.