Sánchez critica “el frentismo” de PP y Cs: “¡Y lo llaman patriotismo!”
La Moncloa sitúa a la derecha en el pasado, y al independentismo, “en el limbo”
La manifestación de Colón, según el análisis de la Moncloa, “sitúa a Pedro Sánchez en un proyecto de futuro, a la derecha en el pasado y a los independentistas en el limbo”. “El presidente del Gobierno tiene un proyecto para todos. Eso es tener una bandera y una patria, la de todos”, subrayan.
El propio Sánchez, en un acto en Santander, aseguró respetar la concentración. “¡Faltaría más!”. Pero lamentó que fuera “en contra de mi persona”. “Permanecí siempre como líder de la oposición al lado del gobierno del PP”, recordó sobre su apoyo a la aplicación del 155 en Catalunya. Y defendió que lo que hace ahora, “siempre respetando la Constitución, es resolver una crisis de Estado que agravó el PP durante los últimos siete años”. “El Gobierno trabaja por la unidad de España –afirmó–, que significa unir a los españoles y no enfrentarlos como están haciendo las derechas”.
“¡Nos llaman traidores!”, reprochó. “Cuando están en el Gobierno las derechas piden lealtad y cuando están en la oposición lideran el frentismo y a eso lo llaman patriotismo, pero es deslealtad”. No obstante, apeló a “una amplia mayoría de españoles con sentido común”, que se situaría “entre el viaje a ninguna parte del independentismo y la vuelta al pasado de las tres derechas”. Aunque esos dos bloques le tumben el miércoles los presupuestos. “¡Es la representación máxima de que la política hace extraños compañeros de cama”, ironizó.
Y eso que en la Moncloa y Ferraz consideraron “un pinchazo” la protesta de Colón, a tenor de las 45.000 personas en que cifró la asistencia la delegación del Gobierno en Madrid. “La convocatoria ha sido un fracaso estrepitoso. Se demuestra así que las ideas unen, y la crispación no”, celebró la dirección del PSOE. “La sociedad ha dado la espalda a la crispación de las derechas”, zanjaron en Ferraz.
Pese a todo, las nuevas mayorías que pueden articular el PP, Cs y Vox preocupan, y mucho, en el Gobierno y el PSOE. Pueden desalojar a Sánchez de la Moncloa y dinamitar buena parte del actual poder territorial socialista. No en vano, es la misma mayoría que expulsó al PSOE de la Junta de Andalucía después de 36 años de gobiernos ininterrumpidos. Sánchez repite en público y en privado que, el próximo 26 de mayo, el PSOE ganará las elecciones municipales, autonómicas y europeas. Pero de poco le servirá si no mantiene los gobiernos. También Susana Díaz ganó las elecciones andaluzas, pero tuvo que abandonar el palacio de San Telmo.
En el Gobierno y la dirección del PSOE, no obstante, se apresuraron a extraer lecturas positivas de la manifestación. “Está motivando y movilizando nuestras fuerzas”, apunta un dirigente de Ferraz. Considera así que el impulso que al PP y Cs puede otorgar la irrupción de Vox podría hacer reaccionar al electorado progresista. E incluso asustar a los sectores más “sensatos” del independentismo catalán para cobrar impulso frente a los sectores más radicales que piensan que sólo apuestan por el “cuanto peor, mejor”. Aunque algunos aún mantienen la esperanza de que el miércoles ERC y el PDECat no impidan la tramitación de los presupuestos y aceleren el fin del mandato de Sánchez, otros muchos ya lo ven todo perdido. En la Moncloa aseguran que, desde que el pasado viernes Carmen Calvo suspendió las conversaciones con Elsa Artadi y Pere Aragonès, no volvió a haber más contactos. El ministro de Fomento y secretario de organización del PSOE, José Luis Ábalos, insistió en Tarragona en apelar al independentismo: “Si el diálogo fracasa”, advirtió, se lanzará el mensaje de que no hay otra opción que “la represión”. “¡Mi España no es la suya!”, clamó Ábalos sobre los manifestantes de Colón.
Otros dirigentes del PSOE destacaron que la concentración de ayer hará mucho daño a Albert Rivera, lo que podría abrirle a futuros acuerdos con el PSOE en los territorios, para compensar su giro a la derecha. “La foto de los tres –advierten en alusión a la de Rivera con Pablo Casado y Santiago Abascal– es muy complicada para Ciudadanos”.
El líder de Podemos, Pablo Iglesias, alertó por su parte de que, pese a que la participación en la manifestación quedó muy por debajo de las expectativas, “la contrarrevolución reaccionaria es un movimiento ideológico profundo”. Pero alentó “una alternativa de país”, pese a “la debilidad, soledad y bandazos” del Gobierno de Sánchez.